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El Bombón: frijoles, ropa vieja, palmeras, vintage y... rica música latina
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El Bombón: frijoles, ropa vieja, palmeras, vintage y... rica música latina

Sabrás lo que es el Caribe mientras pruebas unas arepitas, unos tequeños y una yuca frita con guasacaca... y a bailar. El local, con playa de fondo, lo está pidiendo a gritos. Y Celia Cruz también

Foto: El Bombón, tapeo venezolano y cócteles tropicales en un Caribe madrileño
El Bombón, tapeo venezolano y cócteles tropicales en un Caribe madrileño

Este es uno de esos sitios a los que uno no solo va comer, sino a saborear e incluso a devorar su ambiente. Y nunca mejor dicho porque El Bombón, muy caraqueño él, tiene mucho cacao y no poca salsa brava, de la de bailar. Si buscabas un sitio veraniego donde explayarte y sentirte en el recreo, sin estrecheces y muy muy sensual, prueba a entrar aquí. Parece antiguo pero es de lo más moderno. Muy vintage y hasta hipster. Viniste a probar las arepitas y el latin love te pilló bailando mojito en mano, con nocturnidad y alevosía. Y todo ya verás por qué.

1. Ni a Diego Cabrera se le habría ocurrido un cóctel mejor: comida callejera caribeña, combinados tropicales, boogaloo y la rica salsa brava en un mismo local, que no hace mucho abrió sus puertas en el animadísimo Madrid después de triunfar en Barcelona (el Raval y luego el Gótico).

placeholder El Bombón tiene vocación de espectáculo
El Bombón tiene vocación de espectáculo

2. Setentero y vacilón. Como meterse en un 'Cuéntame' un pelín televisivo y embriagadoramente setentero o recién llegado de allende los mares en baúl de cuero. El espacio no podía ser más retro. La decoración, la barra, la música y hasta la gastronomía, que es lo que nos ocupa, todito todo, es un viaje transoceánico al mítico Spanish Harlem del Nueva York de aquellos inolvidables años 70.

3. ¿Salsa? ¿Bombones? Lo primero, con permiso de la guasacaca, es por el tipo de música que puso en danza La Fania, un movimiento que nació en NY en aquel legendario 68 (no sabemos si en mayo), fundado por Johnny Pacheco y con la participación de esos líderes de lo zumbón que son Celia Cruz (y su azúcar) y Rubén Blades. Lo segundo, puro dulzor, pero el de Willie Colón y Héctor Lavoe y su canción 'Ah ah, oh no' ("ay, tú eres mi bombón, mi bombón de chocolate"). Y lo bailarás, aunque tú aún no lo sepas. Lo que hay, en cuestión de carta, es mucho tapeo de allá y del bueno.

placeholder El Bombón es puro gozo callejero, empezando por la gastronomía
El Bombón es puro gozo callejero, empezando por la gastronomía

4. La ropa, vieja y la yuca, frita. Puestos a comer hay que entregarse en cuerpo y alma a la cocina callejera latinoamericana, lo cual quiere decir yuca frita con guasacaca (la salsa venezolana por excelencia, con aguacate), carne mechada o ropa vieja, frijoles negros; tequeños, los queridos pasapalos venezolanos, palitos de queso envueltos en masa y fritos al momento; arepas (¿las mejores de Madrid?), esas tortillas indígenas que se comen en toda Latinoamérica; y patacones o toscones, hechos con trozos aplanados de plátano verde que se fríen.

5. El mejor y más sabrosón maridaje. Pasapalos todos, tapeo inolvidable, regados a las mil maravillas con esos cócteles tropicales, aquí servidos en tarros, que ya hemos hecho tan nuestros acá: mojitos o piñas coladas (del Caribe la traigo yo..., aunque el anuncio de marras era ochentero). Y otro tragos de enjundia exótica con nombres tan inspiradores e incluso arrebatadores como Rompe Zaragüey, Juanito Alimañana, Amor Verdadero, Sonido Amazónico, Llorarás o Todopoderoso. La salsa se hace bolero y nos dice otra vez 'ven'. Y vamos.

placeholder Aquí los mojitos y las piñas coladas son sagrados (y están divinos)
Aquí los mojitos y las piñas coladas son sagrados (y están divinos)

6. Sin mar pero con playa. A los que siempre soñamos con un Madrid con playa (tal vez al subir desde Cibeles al Retiro por la calle de Alcalá) siempre nos alimenta el atrezo. No habrá vistas al mar, pero sí un paisaje de playa para trasladar al personal a una isla del Caribe, que puede ser Cuba, República Dominicana o Puerto Rico, pero sin ferry.

7. Por decoración que no quede. Y a este Bombón le sobra ambientación. Empapelados vintage, palmeras, muebles de mimbre, vinilos subiéndose por las paredes y otros detalles tropicales que hacen posible el viaje en el tiempo y el espacio hasta reconquistar la América sureña más divertida y todo ello en el barrio castizo de La Latina, que nunca como ahora lo fue tanto.

placeholder Este es un local de los que hacen parroquia y amén
Este es un local de los que hacen parroquia y amén

8. Y con secreto (o secretos). En la planta baja vive El BomBronx, la sala definitiva para beber y bailar como si no hubiera un mañana, viviendo y reviviendo los años dorados del Bronx, cuna de grande soneros y escenario del mítico concierto de La Fania (en el Yankee Stadium). Porque, en efecto, a El Bombón se viene a comer y a exprimir como un limón los Martes de Boleros, con música en vivo en acústico; Las Noches de Héctor Lavoe, que son las de los miércoles, con clases gratuitas de salsa; los jueves de Salsa Old School, que harán las delicias de los nostálgicos; los viernes con lo mejor del boogaloo, la salsa brava y el latin soul, en la sesión 'Entren que caben 100'; los sábados con Noches de Fania y el grupo Zambura (entrada: 6 euros) y los domingos, al rico son cubano con concierto a partir de las 20 h. Por bailar que no quede. Pero los tequeños no pueden esperar.

placeholder El BomBronx, donde seguro que bailarás
El BomBronx, donde seguro que bailarás

Dónde: C/ Mancebos, 2. Madrid.

Cuándo: de lunes a jueves de 19 a 2 h, viernes y sábados de 19 a 2:30 h y domingos de 17 a 1 h.

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Este es uno de esos sitios a los que uno no solo va comer, sino a saborear e incluso a devorar su ambiente. Y nunca mejor dicho porque El Bombón, muy caraqueño él, tiene mucho cacao y no poca salsa brava, de la de bailar. Si buscabas un sitio veraniego donde explayarte y sentirte en el recreo, sin estrecheces y muy muy sensual, prueba a entrar aquí. Parece antiguo pero es de lo más moderno. Muy vintage y hasta hipster. Viniste a probar las arepitas y el latin love te pilló bailando mojito en mano, con nocturnidad y alevosía. Y todo ya verás por qué.

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