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Ni gazpacho ni salmorejo: 5 recetas de sopas frías para el verano
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como la canción de M-Clan

Ni gazpacho ni salmorejo: 5 recetas de sopas frías para el verano

Estas otras opciones pueden ayudar a variar las cenas y comidas sin perder los beneficios que tienen estas preparaciones tan frescas

Foto: Ajoblanco, hecho con almendras. (iStock)
Ajoblanco, hecho con almendras. (iStock)

El calor sofocante del verano puede provocar un malestar bastante importante durante el día, y a veces no permite el descanso por las noches. Por eso es esencial no incrementar esa sensación de calor con comidas y cenas pesadas y difíciles de digerir. Lo ideal es elegir alimentos ligeros, frescos y fríos y que además ayuden a mantener la hidratación del cuerpo. Para esto, es muy útil tener en la nevera sopas frías que colaboren a la hora de bajar las temperaturas.

Todo el mundo, al menos en España, conoce el salmorejo y el gazpacho, dos preparaciones a base de tomate que están deliciosas, pero pueden resultar repetitivas. Pero hay más sopas frías en la gastronomía más cercana que son tan beneficiosas como las dos anteriores y que pueden ayudar a variar las cenas y las comidas. Aquí hay cinco opciones para superar el verano de una manera saludable y nutritiva.

placeholder El gazpacho es nuestro plato más internacional, pero se prepara de muchas formas. (iStock)
El gazpacho es nuestro plato más internacional, pero se prepara de muchas formas. (iStock)

La primera preparación es el ajoblanco. Esta comida se considera como el gazpacho primigenio. Se cree que se originó en Al-Ándalus y que fue resultado de lo que la población de aquel entonces tenía más a mano: pan en migas, aceite de oliva, ajo, vinagre, sal, agua y almendras. Cuando llegó desde América el tomate se creó lo que ahora conocemos como gazpacho. Esta opción se puede aderezar con uvas para darle un toque dulce que combina muy bien y provoca una fusión de sabores muy interesante.

Con permiso de Francia, otra opción puede ser una vichyssoise. Una crema que se puede consumir fría o caliente, pero que es deliciosa de las dos formas. Se elabora a base de puerros, cebolla y patata como base, y para servirla se utilizan virutas de jamón, pan tostado y un poco de perejil.

placeholder Vichyssoise, un plato francés que se puede comer en frío
Vichyssoise, un plato francés que se puede comer en frío

La crema de calabacín es otro de los platos más sencillos que se pueden preparar para aprovechar esta verdura, que está presente durante todo el año. La crema o sopa se puede consumir en frío perfectamente, solo hace falta dejarla enfriar después de haber hervido y triturado los calabacines con un poco del agua de cocción. Para hacerla más fresca aún, se le pueden añadir unas ramitas de albahaca y unos gajos de tomate y pepino. Además, no tengas miedo de aderezarla con sal y pimienta, ya que tiene un sabor muy suave.

placeholder Crema de calabacín con hierbas y frutos secos.
Crema de calabacín con hierbas y frutos secos.

El pepino es una de las verduras con uno de los sabores más refrescantes de todas, por lo que hacer una sopa fría con una base de este producto es una de las mejores ideas para una cena veraniega. En su versión más líquida combina a la perfección con el yogur o la menta, aunque también se puede usar eneldo.

La última sopa es un poco más compleja en cuanto a sus ingredientes. Para ello habrá que usar manzanas, curry, zanahorias y naranja. Unos sabores que en un principio podrían no encajar del todo, pero que le dan un toque exótico y delicioso. Además de ser un plato muy rico en vitamina C. Todas estas sopas se pueden dejar preparadas y que sirvan como un primer plato en las cenas y comidas, ya que al estar compuestas mayoritariamente por verduras, es necesario complementarlas con una fuente de proteína e hidratos de carbono para constituir una comida completa y equilibrada. En caso de dudas se puede consultar con un nutricionista.

El calor sofocante del verano puede provocar un malestar bastante importante durante el día, y a veces no permite el descanso por las noches. Por eso es esencial no incrementar esa sensación de calor con comidas y cenas pesadas y difíciles de digerir. Lo ideal es elegir alimentos ligeros, frescos y fríos y que además ayuden a mantener la hidratación del cuerpo. Para esto, es muy útil tener en la nevera sopas frías que colaboren a la hora de bajar las temperaturas.

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