La receta de patatas que no necesita horno ni freír, y que puedes hacer a tu gusto
Si en el día a día se te acaban las ideas sobre qué cocinar, esta forma de preparar patatas seguro que te encantará. ¡Además, no te llevará mucho tiempo!
La vida sin patatas sería menos alegre. La versatilidad de este alimento lo convierte en el ingrediente perfecto para cualquier receta, ya sea acompañando a una carne, un pescado o en una ensalada. Hay tantas recetas que necesitaríamos mucho tiempo para contarlas todas, así que hoy nos vamos a centrar en una muy sencilla, para la que no tendrás que freírlas ni hornearlas.
Primero, vamos a recopilar los ingredientes que necesitamos para este plato. Para unas 4 personas, vamos a necesitar 5 patatas medianas, 8 si son patatas pequeñas, tipo guarnición, una cucharada de mantequilla, una cucharada de aceite de oliva, sal al gusto y especias a elección. Las hierbas aromáticas como el tomillo o el romero pueden dar mucho juego en esta preparación, por si no se te ocurre ninguna.
Ahora, lava las patatas y échalas a cocer enteras, con la piel, en una olla con agua y sal. Espera unos 20 minutos para ver si están listas, y si no, déjalas un poco más. Tienen que estar suaves cuando pruebes a pincharlas con el tenedor; ahí sabrás que están bien cocidas. Si no tienes mucho tiempo, puedes acortar este paso usando el microondas. Una vez cocidas, déjalas reposar unos minutos.
Cuando notes que están templadas, ayúdate de un cuchillo para cortarlas. Lo mejor es hacerlo en trozos grandes, pero esto ya depende de cada uno. Lo mismo ocurre con la piel: si quieres darle un toque rústico, déjasela, pero si no te gusta, puedes pelarlas sin problemas. Esto no afectará al resultado final.
Después utilizaremos una sartén. Coloca la mantequilla a fuego medio para que se derrita, añadiendo también el aceite de oliva. Este truco evita que la mantequilla se queme y, además, le da un sabor increíble. Cuando esté listo, añade las patatas y saltéalas hasta que veas que están doradas. Lo importante es que queden crujientes por fuera. Al estar cocidas, mezcla con cuidado para que no se rompan.
Y llega el momento de darle sabor al plato. Como te decíamos al principio, puedes añadir alguna hierba aromática, según tu gusto personal. Si te gustan los sabores más intensos, puedes optar por pimentón o pimienta. También puedes añadir una mezcla de ajo y perejil. En este último paso, el mejor ingrediente es la imaginación.
La vida sin patatas sería menos alegre. La versatilidad de este alimento lo convierte en el ingrediente perfecto para cualquier receta, ya sea acompañando a una carne, un pescado o en una ensalada. Hay tantas recetas que necesitaríamos mucho tiempo para contarlas todas, así que hoy nos vamos a centrar en una muy sencilla, para la que no tendrás que freírlas ni hornearlas.