La espuma de los botes de garbanzos puede ser una gran aliada en tu cocina: este es el motivo

Las legumbres en conserva, especialmente los garbanzos, han ganado popularidad en la cocina actual. Gracias a su practicidad, duración y valor nutritivo, son una alternativa excelente para quienes buscan ingredientes saludables y accesibles en todo momento, sin perder calidad en las preparaciones. En particular, los garbanzos en conserva destacan como fuente de proteínas, fibra y minerales esenciales, ideales para una dieta equilibrada sin necesidad de productos frescos.

Uno de los aspectos menos conocidos de estos productos en conserva es el valor del líquido espeso que rodea a las legumbres y que suele desecharse. Este líquido, llamado aquafaba, ha encontrado un lugar destacado en la gastronomía, especialmente en la cocina vegana, debido a su capacidad para sustituir al huevo en muchas recetas.

Su nombre, acuñado en 2015, combina los términos “aqua” (agua) y “faba” (alubia) y se ha convertido en un recurso culinario muy versátil. Aunque la aquafaba puede obtenerse de diversas legumbres, la de garbanzo es la preferida por su consistencia óptima para repostería y otras preparaciones.

La aquafaba tiene propiedades que le permiten actuar como reemplazo de la clara de huevo en distintas recetas. Tres cucharadas de aquafaba equivalen a un huevo, lo cual resulta ideal para preparar postres y otros platos veganos o para personas alérgicas al huevo. Al batirse, alcanza una textura de clara batida, que resulta perfecta para dar cuerpo y volumen a varias preparaciones.

Gracias a su sabor neutro, la aquafaba se adapta tanto a recetas dulces como a platos salados, permitiendo elaborar mayonesas, salsas y mantequillas veganas, además de postres como mousses, helados, merengues, brownies, bizcochos y panes dulces. Para obtener una textura uniforme y sin residuos, se recomienda colar el líquido cuidadosamente con un tamiz fino.

Además de su utilidad en la cocina, aprovechar la aquafaba contribuye a reducir el desperdicio de alimentos, ya que permite utilizar completamente el contenido de las conservas. Con su uso, se optimizan los ingredientes, se ahorra en productos adicionales y se fomenta una cocina más sostenible y eficiente, sin sacrificar la calidad o el sabor de las recetas. Este pequeño gesto no solo beneficia a quienes cocinan, sino también al medio ambiente, promoviendo una forma de consumo más consciente y responsable.