Talento y personalidad

La última joya del joven y meticuloso viticultor Benjamín Romeo -cuyo talento se ha visto recompensado con los 100 puntos que el equipo de Robert Parker Jr. otorgó a las dos últimas añadas del excepcional Contador - nace del fruto de las viñas recientemente incorporadas a la producción de la bodega. Con un precio mucho más asequible que sus hermanos, Predicador 2006 mantiene el estilo tan personal de Romeo: es un vino amable, no tan complejo como los demás, con buen equilibrio entre fruta y madera, de pronunciados matices minerales, generosa acidez, profundidad y elegancia.

Es, en definitiva, otra prueba de que una diminuta bodega puede elaborar algunos de los mejores tintos del país. Romeo –joven viticultor de espíritu indómito, renovador, conocedor de la viticultura y enología francesas, enólogo de Artadi durante 15 años y, por tanto, artífice de algunos de los riojas más valorados- forma parte de un grupo de jóvenes viticultores de la zona que ha forzado el retorno de la tradición riojana al superar las ideas de la generación anterior, aquella que no entendía la compra de los viñedos más viejos, abruptos y extremos de San Vicente de la Sonsierra, que apenas dan uva.

Tras iniciar el proyecto prácticamente en solitario, con el único apoyo de su amigo Patxi Fernández, y de su mujer, Mari Mar, se ha dedicado estos últimos años a buscar pequeños viñedos en San Vicente hasta contar con unas 20 parcelas, localizadas en una zona de viñas de entre 45 y 100 años. Estas viñas están localizadas a una altura de entre 400 y 600 metros sobre el nivel del mar. El tempranillo representa el 90% de las plantaciones mientras que garnacha, graciano, viura, malvasía y garnacha blanca, injertadas sobre Rupestris de Lot y Berlandieri forman el resto. En la actualidad el 85% de la uva es de producción propia, y compra el resto, aunque tiene la intención de alcanzar un 100% de su propiedad.

Predicador, 2006 es un modelo de tinto riojano para el futuro, con una buena expresión de las variedades locales, encabezadas por el tempranillo. Con un color cereza picota intenso, en nariz presenta aromas de fruta negra, notas especiadas y de crianza. En boca es potente, jugoso, mineral y muy buena acidez. Se sugiere servir a 16º, acompañando arroces con carne.