Es noticia
Menú
Casa Castillo: la Jumilla más intimista
  1. Gastronomía
  2. Vinos
CADA VINO, UN TERRUÑO

Casa Castillo: la Jumilla más intimista

Los vinos de Jumilla están de moda. Ya no es solo la promesa de un futuro mejor para una tierra históricamente ligada a la producción de

Foto:

Los vinos de Jumilla están de moda. Ya no es solo la promesa de un futuro mejor para una tierra históricamente ligada a la producción de granel, ya es una realidad, un sello, una impronta. Jumilla está en boca de cada vez más aficionados al vino y el proyecto del que hoy venimos a hablaros es uno de los instigadores de este amanecer levantino.

Se llama Casa Castillo, está situada en el altiplano de Jumilla, al abrigo de la Sierra del Molar, y es el arquetipo del elaborador comprometido con su terruño, empeñado en que sus vinos reflejen el paisaje de sus viñas y la tierra en la que nacen. Sabemos que suena a poético, pero de verdad que esta intención es más real que prosaica. El secreto está en que cada vino nace de una parcela claramente delimitada y diferenciada, con sus características y variedades. Lo que podríamos llamar un proyecto de “vinos de finca” en el que cada vino está completamente conectada con el terruño.

Y se presentan sus cinco magníficos: el juvenil y muy frutal Casa Castillo Monastrell, que para ser el vino básico de la bodega ya apunta maneras (es como cuando en un restaurante pides el vino de la casa y aquello te sabe a Reserva); el rotundo, pero cada vez más refinado Valtosca, uno de los syrahs españoles más destacados que procede de terrenos de "tosca-caliza" que le dan nombre; Las Gravas, que pone voz a los suelos más pedregosos de la finca, situados a una mayor altitud; y el muy especial Casa Castillo Pie Franco, la expresión de las viñas supervivientes plantadas directamente (sin injertar) en la parcela de La Solana en 1941.

placeholder

El que completa el quinteto es El Molar, un monovarietal de garnacha (que nosotros sepamos, la primera garnacha de toda Jumilla), variedad que comenzó a plantarse en 2004 en una parcela con el mismo nombre. Un vino sorprendente y muy sugerente.

Su ligereza y amabilidad poco tienen que ver con la fuerza y la concentración del syrah Valtosca, mucho más apto para acompañar carnes rojas y platos potentes, ni con la jugosidad, amplitud aromática, firmeza y mineralidad (casi se siente la piedra seca) de Las Gravas, un tinto de reflexión, de ésos que hay que dejar crecer en la copa. Estos dos tintos junto a la garnacha de El Molar componen la selección de este mes de El Club Todovino.

Quédense con la idea de que sin salir de esta finca de 400 hectáreas pueden probarse diferentes jumillas, cada una con su estilo y su personalidad. Todo un reto para el elaborador y un disfrute para los amantes del buen vino.

Los vinos de Jumilla están de moda. Ya no es solo la promesa de un futuro mejor para una tierra históricamente ligada a la producción de granel, ya es una realidad, un sello, una impronta. Jumilla está en boca de cada vez más aficionados al vino y el proyecto del que hoy venimos a hablaros es uno de los instigadores de este amanecer levantino.

Vinos
El redactor recomienda