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Las garnachas son para el otoño: cinco vinos para disfrutarla
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La cenicienta de los vinos

Las garnachas son para el otoño: cinco vinos para disfrutarla

Sabemos que la garnacha no es la uva más conocida, ni la más popular, ni la más guapa. Y mucho menos la más solicitada. Y ahí está su misterio y su atractivo.

Baja la temperatura, el otoño cada vez más invernal pide paso y cuerpo y gaznate agradecen tintos más tintos, si cabe: más rojos, aromáticos, sugerentes, que bailen al compás del humeante y calórico plato de cuchara. Nos gusta este momento del otoño porque el otoño nos permite disfrutar de los vinos tintos de garnacha como en ningún otro momento del año se disfrutan.

Sabemos que la garnacha no es la uva más conocida, ni la más popular, ni la más guapa. Y mucho menos la más solicitada. Y ahí está su misterio y su atractivo, en que se ha convertido en la Cenicienta de los vinos, la que hay que conquistar para que saque lo mejor de sí, el Patito Feo que se convirtió en cisne.

Hay garnachas y garnachas (elegantes, gamberras, temerarias…) y en este caso toca hacer selección. Y no es fácil. Esperamos que os guste esta lista de tintos 100% garnacha (o elaborados en su mayoría con esta variedad) en la que hemos intentado reunir diferentes tipos y estilos:

Salvaje y gamberra
El sello transgresor se lo lleva el Proyecto Garnachas de España con su La Garnacha Salvaje del Moncayo 2011 y La Garnacha Olvidada de Aragón 2010. El primero está elaborado en Ribera del Queiles, entre Aragón y Navarra, y nace de cepas plantadas a gran altitud en la cara norte del Moncayo y crecidas entre pizarra y guijarros. El segundo está elaborado con garnachas centenarias del viñedo de Calatayud. Imagen diferente y vinos muy directos. Sorprenden.

La valiente
El premio a la garnacha más temeraria y valiente se lo lleva El Molar 2011, de Casa Castillo. Además de ser un vino muy exclusivo (solo se han elaborado 15.000 botellas), es sabroso, fluido y equilibrado. Lo de la temeridad viene por su productor, que se ha atrevido a apostar por la garnacha en Jumilla, el reino de la monastrel. Y creemos que realmente ha acertado.

La tintorera
De Almansa (Albacete). Sí, como lo leen, no desconfíen. Es La Atalaya 2010 y es el vino central de Bodegas Atalaya, el proyecto de garnacha tintorera de los Juan Gil de Jumilla. Es un vino con mucho carácter y muy profundo, perfecto para combinar con los platos más contundentes. Etiqueta desenfadada, es un reto para los locos del vino. Si lo catan a ciegas no sabemos si serán capaces de adivinar lo que tienen en la copa, pero estamos seguros de que les encantará.

La elegante
Contino Garnacha 2009, el monovarietal de garnacha de Viñedos del Contino. Un tinto de primera categoría, amable, sedoso, maduro, pulido y muy armónico. Una garnacha elegante y cálida. Y de la mano de una de las bodegas que han desempeñado un papel clave en la modernización del tinto riojano.

La vetusta
De Calatayud, de cepas muy viejas situadas cerca de un pueblo llamado Ateca, al igual que la bodega. Atteca Armas y Atteca es una pareja de tintos que representan lo más profundo de la garnacha vieja de Aragón. Tintos frutales, golosos, maduros y con un guiño de madera tostada. Una delicia.

Aquí tenéis una lista, una aproximación a esta variedad que cada vez está adquiriendo más protagonismo. Acógela, que merece la pena, porque las garnachas son para el otoño.

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Baja la temperatura, el otoño cada vez más invernal pide paso y cuerpo y gaznate agradecen tintos más tintos, si cabe: más rojos, aromáticos, sugerentes, que bailen al compás del humeante y calórico plato de cuchara. Nos gusta este momento del otoño porque el otoño nos permite disfrutar de los vinos tintos de garnacha como en ningún otro momento del año se disfrutan.

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