Al sempiterno ‘¿qué me pongo?’ se le permiten ciertas concesiones ahora que los días empiezan a ser más largos. La primavera está a la vuelta de la esquina y se convierte, sin duda, en una estación apta para que reine el color. El progresivo aumento de las temperaturas invita a abandonar la estética gris propia del invierno para optar por prendas (como las sudaderas) cuyos tonos resultan mucho más atractivos. Y el tema que nos ocupa, precisamente, es saber cómo mezclar gamas cromáticas, a priori, inconcebibles. No existe la receta magistral perfecta; más bien es cuestión de saber que los opuestos se atraen. ¿Quién dijo que el rojo burgundy no encaja con el azul noche o que el rosa palo no está destinado para el día a día del gentleman? A continuación, demostramos con estas cuatro mezclas cómo combinar con acierto tonalidades imposibles sin parecer, por supuesto, el payaso de Micolor. Dale una tregua a la americana y prueba con alguna de estas propuestas.
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