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Doce peluqueros que hicieron historia

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Melenas de lujo, tijeras de artista
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Melenas de lujo, tijeras de artista

Por sus manos pasaron las cabezas más importantes del mundo. Y elevaron el uso de unas tijeras a concepto artístico. Son los creadores de las melenas más memorables del siglo XX y sus historias merecían ser contadas. Es lo que hace 'Tan famosos como sus clientas', un libro editado por Cano Estudio con motivo del lanzamiento en septiembre de Capilar Loción Anticaída de Oenobiol Paris. El volumen repasa la trayectoria de los nombres que han transformado la peluquería en historia visual de nuestros tiempos, una docena de hombres que peinaron a las mujeres más influyentes de la moda, la cultura y la política –de Marilyn Monroe a Jackie Kennedy– y que dejaron su impronta en un cardado o en un corte de pelo. La autora del libro, la periodista Carmen Olalla, confiesa que "si hubiese tenido la oportunidad, me habría encantado ponerme en manos de Vidal Sassoon; y si tuviera el suficiente valor para atreverme con un rapado a maquinilla, lo haría con Christiaan Houtenbos. Pero mi pelo encaja mejor con las maravillosas melenas desestructuradas que hicieron famoso a Gene Shacove en el Beverly Hills de los años 70".El primero de esta lista de genios del cabello es Marcel Grateau, el hombre que, a finales del siglo XIX inventó la tenacilla y consiguió que, por primera vez en la historia, las melenas se mantuvieran onduladas. Su creación marca el inicio de la peluquería moderna.
Antoine, el corte liberador
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Antoine, el corte liberador

Además de enseñar a las mujeres de principios del siglo XX que había que lavar el cabello antes de peinarlo (una cuestión de higiene que no parecía ni imprescindible ni correlativa en aquella época), Antoine preparó el camino a las flappers de los años 20 con la creación de su peinado de guerra, el bob. Aunque lo popularizó la actriz americana Louise Brooks, el corte lo creó Antoine para una intérprete francesa que quería emular a Juana de arco. Con ese look como arma, las mujeres de la década desafiaron todas las normas establecidas.
El peluquero de las estrellas
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El peluquero de las estrellas

Grace Kelly le pidió a Sidney Guilaroff que creara para ella el peinado con el que se convirtió en princesa de Mónaco. Antes, Judy Garland, Elizabeth Taylor y todos los pesos pesados de los estudios Metro Goldwyn Mayer le habían confiado sus melenas. Lucille Ball le debe algo más: la actriz confió en su criterio y se tiñó de pelirroja para que despegara su carrera. Se convirtió en la mayor estrella de la historia de la televisión norteamericana.
Alexandre, el grande
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Alexandre, el grande

Su salón en París era lugar de peregrinaje obligatorio para la nobleza europea de los años 50. La duquesa de Windsor sólo confiaba en sus tijeras y Elizabeth Taylor exigió sus servicios durante el rodaje de 'Cleopatra'. Tras ella, las actrices americanas que rodaban en Europa obligaban a los estudios a trasladarlas hasta su peluquería para poner sus cabelleras en sus manos. Sus moños cardados por dentro crearon escuela y todavía resumen el aire de una época que tan bien refleja la serie 'Mad Men'.
Raymond, genio y figura
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Raymond, genio y figura

Era británico de ascendientes italianos, pero fingía su acento francés. Era heterosexual, pero afeminaba sus gestos y sus maneras hasta la caricatura. Pero lo que no se podía negar era su talento y brillantez con unas tijeras, un peine y un bote de laca en la mano. El bouffant, una melena corta y abultada a base de abundate cardado, fue su pequeña gran aportación a la historia de la peluquería.
Simplemente Mr. Kenneth
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Simplemente Mr. Kenneth

Fue un hombre discreto, un talento necesario para alguien que peinaba, al mismo tiempo, a la esposa y a la amante del mismo presidente de EE UU. Con Kenneth Batelle compartían confidencias Jackie Kennedy y Marilyn Monroe en la época en la que ambas creían ser el gran amor de John Fitzgerald Kennedy. Para la primera creó un peinado icónico que todavía hoy es el epítome de la elegancia. A la segunda le suavizó unos rizos dorados que transformó en su seña de identidad y uno de los estilos más reconocibles de la historia.
Vidal Sassoon, el mago
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Vidal Sassoon, el mago

Desde su salón londinense marcó las reglas del juego de los salvajes años 60. Su alianza con Mary Quant dibujó la silueta y el cabello de esa época. Su reinterpretación del bob, el pixie de Mia Farrow para 'La semilla del diablo' y su creación geométrica del corte de cinco puntas (cuya modelo era la actual directora creativa del Vogue América, Grace Coddington) revolucionaron la forma de entender el cabello.
Leonard de Mayfair
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Leonard de Mayfair

Que estableciera su salón en la misma casa londinense en la que había vivido la diseñadora Elsa Schiaparelli da una idea de la importancia que siempre tuvieron los detalles para Leonard Lewis. Suyo es el corte de pelo que lanzó la carrera de la modelo Twiggy, una versión mucho más trabajada del pixie que la de Sassoon, y suyas las melenas de los protagonistas de 'La naranja mecánica' y de 'Barry Lyndon', dos de las obras maestras de Stanley Kubrick.
El escultor de cabello
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El escultor de cabello

Ara Gallant era uno de aquellos personajes legendarios que poblaban las noches de la discoteca neoyorquina Studio 54. De día, imaginaba peinados imposibles con los que coronar las portadas de Vogue. Lo hacía durante la época en la que la gran Diana Vreeland marcaba las líneas estéticas de la moda mundial. Galland creaba extensiones para inventar sus fantasías hechas de cabello mucho antes de que a nadie se le ocurriera que un mechón podía convertirse en una obra de arte.
El alma de la fiesta
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El alma de la fiesta

Gene Shacove se dedicó a la peluquería porque le pareció la forma más fácil de conocer chicas. Y conquistó a miles de mujeres. A todas las convirtió en diosas de melena sexy; a algunas, además, se las llevó a la cama. Sus peripecias las relató una película protagonizada por Warren Beatty en los 80, 'Shampoo'. Aunque todos los que le conocieron aseguran que la realidad de Shacove superaba con creces a la ficción. Murió en 2001 y está enterrado en la Mansión Playboy, un lugar en el que siempre fue feliz.
El filo de la navaja
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El filo de la navaja

El holandés Christiaan Houstenbos convirtió el espíritu del punk en un corte de pelo: el que se dejó hacer su amiga y vecina Grace Jones en los años 80. Sus undercuts enamoraron a los creadores de moda más radicales de la década, como Commes des Garçons. Aunque sus propuestas vanguardistas, que adaptan las técnicas de barbería al cabello femenino, tuvieron que esperar unos años para ser realmente comprendidas. Ahora los imita todo el mundo.
Maestro de supertops
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Maestro de supertops

Es imposible entender el fenómeno de las top model de los 90 sin los peinados de Oribe ni el maquillaje de François Nars. Ambos crearon esa imagen de Naomi Campbell, Linda Evangelista, Chisty Turlington, Claudia Schiffer y Cindy Crawford que se encargarían de inmortalizar los objetivos de Steven Meisel, Richard Avedon e Irving Penn.
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