Menos mal que la han invitado a los Premios Oscar 2018. Porque los rizos desafiantes de Jennifer Lawrence, esos que llevan dos semanas criticando los medios, han sido lo mejor de una noche que, en cuestión de belleza, ha resultado ligeramente insulsa. Ningún peinado espectacular, ningún maquillaje destacable.
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Ni siquiera nos hemos encontrado un escotazo decente. En la era post-Weinstein, los bellezones de la alfombra roja se han vuelto recatados, correctos y apabullantemente aburridos. De nuevo, lo más arriesgado ha sido el strobing de JLaw, una técnica de maquillaje basada en la fuerza del iluminador que se ha ganado a pulso su lugar de honor en Instagram. Ella lo borda con unas mejillas que viran ligeramente al dorado y que estructuran su rostro para erigirla en la glamazona de la noche.
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Las demás se han contentado con labios rojo vino, sombras coral y mejillas sonrosadas. Solo Zendaya y Lupita han conseguido elevarse por encima de la media. Esto es lo que ha dado de sí la velada.