Tendrá un sistema de código de barras para organizar los looks en sus apariciones públicas, pero lo que realmente debería pedirle el mundo de la moda (y el sentido común) a Jennifer López es que instale un detector de horteradas y chonismos en las puertas de su armario, para que alguien le diga cuándo va hecha un cuadro y cuándo está estupenda.
Sí, ya sabemos que esos aparatos no existen, pero quizá con que alguno de los innumerables asalariados que tiene en su séquito se atreviera a decirle lo que realmente piensa de su elección de vestido, valdría. Porque con la López se produce un curioso fenómeno: luce estilismos fantásticos, dignos de las mejores alfombras rojas, y acto seguido, se empeña en recordar al mundo que la primera en sentirse orgullosa de su trasero fue ella, se le va la pinza estilística y se presenta semidesnuda y ridícula a una entrega de premios. O se saca de la manga un vestido con la cola más estúpida que el que lució Rihanna en la gala de MET para arruinarle la fiesta a los concursantes de American Idol. A las pruebas nos remitimos. He aquí 25 looks que demuestran que la estrella es capaz de lo mejor y lo peor.