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Durante su largo tour por Australia, los duques de Cambridge llevaron al príncipe George al zoo de Sidney para que el simpático pequeño pudiera ver los animales. Al principio, el príncipe se revolvió en los brazos de su padre en lo que parecía el inició de una rabieta. Pero el berrinche se le olvidó nada más recibir un conejito de regalo, presente de uno de los organizadores de la visita. La familia se divirtió de lo lindo y tanto Guillermo como Kate se deshicieron en carantoñas con su bebé.