Flores-Carrasco, Capítulo 6 - El día que Rocío Flores se negó a aceptar la pena por maltratar a su madre

27/02/2020 05:00

La Fiscalía le había dado la vuelta a la tortilla. Después de que Antonio David Flores quisiese quedarse con la custodia de la hija que comparte con Rocío Carrasco y de que esta, de 15 años, interpusiese una denuncia por malos tratos contra su propia madre, la Fiscalía había archivado esta causa y había abierto, actuando de oficio, una contra la menor que acabaría, en el invierno de 2013, suponiendo una condena para Rocío Flores Carrasco. Tendría que pagar entonces por un delito de maltrato habitual, uno de maltrato, una falta continuada de amenazas y una falta continuada de injurias contra su madre, Rocío Carrasco.

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“Se le impone la medida de 60 horas de prestaciones en beneficio de la comunidad, que se sustituirán en caso de que la menor no preste su consentimiento o las incumpla, por seis meses de libertad vigilada”, sentenció entonces el Juzgado Número 4 de Madrid en el documento 44/2013 y ratificó después la Audiencia Provincial de Madrid, haciendo de esta una sentencia firme el 26 de junio de 2013.

Pero llegó el momento de acatar la pena y Antonio David Flores y su hija Rocío Flores se negaron. Comunicaron su negativa formal a la Agencia de la Comunidad de Madrid para la Reeducación y Reinserción del Menor Infractor y aceptaron la medida alternativa. Ahora Rocío Flores se enfrentaría a seis meses de libertad vigilada en los que tendría que acudir a muchas reuniones con técnicos y un equipo psicológico. No faltó a ninguna.

De hecho, según relatan los informes de la psicóloga a a los que ha tenido acceso Vanitatis “tras unas sesiones iniciales algo herméticas y menos receptivas”, el proceso de Rocía era evidente y la documentación final dio cuenta de ello. Se valoró un “cambio en su maduración personal y emocional” y se dio el proceso por cerrado. El 2 de abril de 2014 se puso fin a su libertad vigilada.