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Puede que el presidente de Estados Unidos sea el más bailongo de todos sus predecesores. Acto al que va y hay música, acto en el que se arranca a dar unos pasitos. La última ocasión en la que hemos visto a Obama mover las caderas ha sido en Alaska. Un grupo de niños estaban ejecutando una danza tradicional cuando el presidente lo vio claro y la bailó con ellos. ¡Olé!