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Rocío Jurado y Ortega Cano, una boda de copla veinte años después

Carruajes, flores, caballos, mujeres con largos vestidos y sevillanas sonando por doquier. Así descrito parecería que estuviésemos ante una canción folclórica, la fantasía españolista de cualquier película de posguerra. Sin embargo, eran esos los mismos elementos que, a mediados de los 90, configuraban la boda de Rocío Jurado y Ortega Cano, de la que se han cumplido veinte años. Dos décadas en las que las cosas han cambiado mucho para la familia que vivió aquel día, sobre todo desde que la Jurado pasase a mejor vida el 1 de junio de 2006. El torero ha pasado por la cárcel, cumpliendo condena por la muerte de Carlos Parra; su hijo José Fernando se ha recorrido varios reformatorios, Rosa Benito se ha convertido en carne televisiva de alto voltaje y Gloria Camila trata de mantener la cordura entre tanto desaguisado. Aquel día se antoja ahora, como recuerda un amigo de Ortega, como “la calma que precede a la tormenta que vino después”.