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Boda a tortazo limpio
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Boda a tortazo limpio

El matrimonio religioso de Borja Thyssen y Blanca Cuesta, celebrado anoche en la parroquia de San Esperit en Terrasa, se convirtió en una batalla campal con

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Boda a tortazo limpio

El matrimonio religioso de Borja Thyssen y Blanca Cuesta, celebrado anoche en la parroquia de San Esperit en Terrasa, se convirtió en una batalla campal con enfrentamientos entre guardaespaldas e invitados en un lado y cámaras, reporteros y fotógrafos en el otro con denuncias incluidas. La gente de la calle no daba crédito a lo que estaba ocurriendo y echaba la culpa a los contrayentes por utilizar el templo para preservar una exclusiva megamillonaria. Los responsables de la parroquia tampoco quedaron fuera del lote de las críticas porque el pueblo soberano no entendía los privilegios preferentes de la pareja para casarse en plan afterhours muy al estilo Campanario y Jesulín cuando bautizaron a su hija Julia en “noche de lobos”. Tampoco se han seguido las pautas litúrgicas porque ni Borja ni Blanca han realizado el cursillo prematrimonial ni tampoco estuvo expuesto en el tablón las correspondientes amonestaciones.

Mientras esta boda se convertía en un cuerpo a cuerpo, Carmen Cervera cenaba con los componentes del patronato de la Fundación Thyssen. En un primer momento la baronesa no se hacía la idea del contenido de los mensajes que la alertaban de la celebración religiosa. En un momento dado, y casi llorosa, comentó a una de sus íntimas: “no me puedo creer que Borja me haya hecho esto”.

Que sí, que no y vuelta a empezar. La boda de Borja Thyssen y Blanca Cuesta se convirtió los últimos días en una comedieta de enredo con tintes surrealistas, como si fuera cualquier capitulo de ‘Escenas de matrimonio’, la serie de José Luis Moreno que emite Tele 5. El sábado 13 era la fecha elegida por la pareja para casarse por la iglesia en la capilla de una finca segoviana, pero no pudo ser. El obispado, a través de sus responsables, no dio el permiso. En contra de lo que se especuló, la baronesa no tuvo nada que ver. Si como dicen Blanca es una mujer muy religiosa debería entender que las reglas son iguales para todos ya sea en un club privado o en una diócesis religiosa. A partir de ahí, la aventura de Borja y Blanca para preservar la exclusiva megamillonaria se ha convertido en un sainete con aparentes desatinos.

El lunes por la tarde, mientras su madre inauguraba en el Museo Thyssen la exposición ‘Durero y Cranach. Arte y Humanismo en la Alemania’, circuló el rumor de que el niño de sus ojos se había casado civilmente. La respuesta no se hizo esperar y negó la mayor mientras posaba con la hijastra Francesca con la mejor de sus sonrisas. La aparente normalidad no era tal porque como dice el refrán la procesión iba por dentro. No le cabía en la cabeza que, de ser cierta la noticia, su hijo no le hubiera hecho al menos una llamada o enviarle un mensaje para comunicarle la frase maldita en forma de “nos hemos casado”.

Como era de esperar, el rumor se desvaneció y tras despedir a los invitados importantes los “íntimos” se fueron a cenar a La Trainera. En el grupo estaban su abogado; el anterior conservador jefe del museo, Tomas Llorens; Francesca; un par de íntimas de la baronesa y los acompañantes de los anteriores. Se habló poco de la boda y sí de la inauguración. La relación con Francesa ha mejorado notablemente e incluso se refiere a ella como “mi hija”. No tienen intención de participar en “la matrimoniada” de su hermano adoptivo y públicamente apoya a la que en su día denominó como la madrastra de Blancanieves. El motivo del último desencuentro tenía que ver con la negativa por parte del patronato a que expusiera sus cuadros de arte contemporáneo en el Thyssen. Le aconsejaron que por idoneidad se dirigiera al Reina Sofía. Como todo en la vida es mutable, ahora parece que esa exposición sí se va a organizar y tendría el vestíbulo como lugar de encuadre.

Al día siguiente, los rumores de la posible boda, confirmados horas después por el amigo, dejaron de nuevo a la baronesa en órbita. Ella había efectuado sus comprobaciones y le constaba que la ceremonia civil no se había realizado y tampoco la religiosa, que parece no haber seguido los preceptivos cauces como son el permiso para el cambio de parroquia o las amonestaciones. Estas dos disposiciones son obligatorias y han sido cumplimentadas en su día hasta por los Príncipes de Asturias.

La mañana de autos Carmen Cervera, con temple aparente pero hecha polvo por la situación, mantuvo un encuentro con el ministro de Cultura César Antonio Molina al que siguió un almuerzo en el propio edificio. El tema a tratar era retomar las conversaciones para la cesión de su colección privada compuesta por más de trescientas piezas entre las que destacan siete lienzos de Gauguin.

Por la tarde, de nuevo al museo donde debía presidir como vicepresidenta vitalicia la reunión periódica de la fundación donde también estaba “apoyándola” emocionalmente Francesca. La razón de que la hija pródiga estuviera en Madrid era en su calidad de “patrona” y no para establecer puentes entre Borja y su madre. Por lo demás, se mantiene la fiesta del viernes que ya no será despedida de solteros y la cena y resopón de Segovia. Si al principio se calculaba que acudieran doscientos invitados, la lista de amigos y conocidos se ha quedado en ciento cuarenta que degustarán el esplendido cordero que cocinan en La Portada del Mediodía, el restaurante que regenta Goyo en Torrecaballeros. Quizá lo único que merezca la pena.

El matrimonio religioso de Borja Thyssen y Blanca Cuesta, celebrado anoche en la parroquia de San Esperit en Terrasa, se convirtió en una batalla campal con enfrentamientos entre guardaespaldas e invitados en un lado y cámaras, reporteros y fotógrafos en el otro con denuncias incluidas. La gente de la calle no daba crédito a lo que estaba ocurriendo y echaba la culpa a los contrayentes por utilizar el templo para preservar una exclusiva megamillonaria. Los responsables de la parroquia tampoco quedaron fuera del lote de las críticas porque el pueblo soberano no entendía los privilegios preferentes de la pareja para casarse en plan afterhours muy al estilo Campanario y Jesulín cuando bautizaron a su hija Julia en “noche de lobos”. Tampoco se han seguido las pautas litúrgicas porque ni Borja ni Blanca han realizado el cursillo prematrimonial ni tampoco estuvo expuesto en el tablón las correspondientes amonestaciones.