El ‘floresgate’ de Mar

A Mar Flores, en estos momentos, lo que realmente le importa es la tranquilidad de sus dos hijos pequeños y, sobre todo, la estabilidad del mayor, un adolescente que se entera de todo y al que puede afectar la imagen que algunos quieren presentar de su madre. Del asunto de su conversación privada hace más de una década con su ex marido y que ahora el propio Carlo Constanza, ha actualizado como diría un castizo se la refanfinfla. En el sentido más amplio de la palabra. Es decir, que su ex quiera hacer caja de cara a Navidad es algo a lo que ya está acostumbrada.

Y de ahí que periódicamente, y coincidiendo con fechas vacacionales, –Pascua, verano...- surja algún tema relacionado con su anterior vida sentimental. Por eso no le ha pillado de sorpresa este nuevo regalito del padre de su primogénito que seguramente y de aquí a poco explicará él mismo lo mala, malísima que era Mar Flores hace… doce años.

Se supone que la idea del ‘inductor’ era incordiar también a Javier Merino. Pero tampoco ha funcionado. A estas alturas de la vida, al empresario le importa poco las maldades del ‘ex’. La pareja vive felizmente con los hijos, pasan los fines de semana en una finca preciosa cerca de Madrid y el resto cada uno a sus obligaciones. Él, a sus empresas y ella, a las suyas. Acaba de terminar el rodaje de la película S, dirigida por Dunia Ayaso y Félix Sabroso donde comparte cartel con Candela Peña y Goya Toledo.

Hasta ahora, su faceta como actriz no ha sido deslumbrante. Más bien sus interpretaciones eran del tipo función de fin de curso. Todo sea que la dirección y los cursos de arte dramático recibidos hayan funcionado y, por lo tanto, hasta que no se estrene tampoco se puede valorar su trabajo. En estos momentos, la cinta que gira en torno al destape en la transición, se encuentra en pleno proceso de postproducción. La intención de Mar Flores como productora es presentar S en el festival de Berlín. Además del cine, tiene abierto otros frentes empresariales. En este caso se trata de vender su marca registrada a través de todo tipo de productos -moda, joyería, accesorios, muebles…- que llevarán su nombre.

Encantada con su trabajo y con su familia, este ‘floresgate’ que su ex le ha querido organizar emulando al escándalo que hizo dimitir al presidente Nixon en los años setenta le ha afectado lo justo y necesario. Ni se ha escondido, ni se ha marchado fuera de España. La misma noche de autos, Mar Flores y Javier Merino acudieron a festejar a una gran amiga que organizó una cena divertida en su domicilio. Después, el matrimonio se dio una vuelta por Fortuny, la sala de fiestas propiedad de Merino.