Sarah Ferguson: “Cuando Diana murió estábamos enfadadas”

Sarah Ferguson, pese a ser la antigua nuera de Isabel II, se gana la vida con la publicidad. Divorciada desde hace años del Príncipe Andrés de Inglaterra, con el que guarda una buena amistad, la antigua duquesa de York recorre el mundo promocionando un producto adelgazante. En uno de sus viajes, ha recaído en Madrid donde por primera vez ha confesado que nunca pudo despedirse de Diana de Gales, su gran amiga, porque estaban enfadadas cuando la ‘princesa del pueblo’ murió trágicamente en París.

La duquesa de York y Lady Di, como nueras reales, compartieron amistad y confidencias. Para Ferguson, la muerte de la princesa fue un duro revés. “Era una persona estupenda y cariñosa, pero tengo remordimientos por no haberme podido despedir de ella. Estábamos enfadadas”, ha reconocido por primera vez. Y es que ambas protagonizaron un divorcio real, lo que les unión mucho. Sin embargo, el de Diana de Gales tuvo peores consecuencias.

A la sucesora de Diana en el corazón de Carlos de Inglaterra, Camilla Parker-Bowles, prefiere no recordarla. No hay que olvidar que provocó un gran dolor a su amiga Lady Di. Cuando le preguntaron si recomendaría el producto adelgazante que promociona a Camilla contestó que “es una gran persona, pero no quiero ser grosera”.

A nivel personal, su peso siempre ha sido motivo de debate en su país. La prensa británica se ha cebado en numerosas ocasiones con sus voluptuosas curvas. Aunque Fergi intenta vivir al margen de las habladurías, lo cierto es que en más de una ocasión ha padecido los rigores de la prensa inglesa. Sin embargo, cuando sufrió más, según ha confesado, fue cuando comenzaron a llamarla ‘duquesa pork’ (duquesa cerdo). Entonces lo pasó realmente mal. “Me hizo comer mucho más y apunto estuve de caer en una depresión”, ha confesado.

Durante su visita a España, donde tiene previsto premiar a personas con sobrepeso que han adelgazado con el producto que promociona, también hubo lugar a las gracias y al chiste. A una de sus fans españolas no se le ocurrió otra cosa que regalarle un tupper con una ración de callos. Ferguson, asombrada y sin saber qué hacer, dio las gracias y dijo que “se lo daría a sus perritos”. Muy buena pinta no le debió ver al guiso.