Isabel Sartorius: “No me cambiaría por nada ni por nadie”

Isabel Sartorius muestra su lado más natural en una amplia entrevista publicada en el último número de la revista Carácter realizada por su directora, Verónica Zabala. La neófita empresaria desvela a lo largo de la conversación los secretos mejor guardados de su compañía, con la que se dedica al diseño de bolsos, pero también abre su corazón y hace un análisis de su situación personal actual y repasa los principales acontecimientos de su vida. Sus palabras, cargadas de claridad y naturalidad, lo dicen todo: “No me cambiaría por nada ni por nadie. Estoy feliz, soy una mujer absolutamente llena y feliz”.

El reportaje de Carácter, que se distribuye gratuitamente este jueves con algunas ediciones del diario La Razón y que llegará a los quioscos en edición deluxe a mediados de mes, incluye además una sesión de fotos realizada en uno de los hoteles de una de las hermanas Koplowitz, durante la cual Sartorius aguantó bien a pesar de su conocida reticencia a los flashes. Tanto que ni las siempre interminables sesiones de maquillaje y peluquería pudieron con su paciencia.

El sosiego que se desprende de las instantáneas y de las palabras de la que fuera novia del príncipe de Asturias se puede deber a la perspectiva que da la edad. Así, Isabel se confiesa encantada de haber cumplido los 40 años: “Estoy más tranquila”, afirma orgullosa. Ese karma tan positivo le permite por ejemplo hablar sin tapujos de cómo el fin de su relación con Felipe de Borbón pudo afectar a su incipiente carrera profesional como periodista desplazada en Bosnia: “Me hubiera encantado haber podido hacer bien aquel trabajo, pero era muy joven. Acababa de salir de mi relación con el Príncipe, tenía bastante presión... quizá si me lo hubieran propuesto ahora, con 40 años, la historia hubiera cambiado”.

Ella, en cualquier caso, mira atrás sin ira y asegura que “volvería a hacer” todo lo que ha hecho: “No creo en el arrepentimiento porque pienso que todo tiene un significado más amplio en esta vida”. Y aunque sola se encuentra bien, sigue creyendo en el matrimonio y en la familia (“pero yo estoy bien como estoy”, apuntilla). La enfermedad de su madre, a la que no duda en calificar como el gran reto de su vida, también le ha servido para aprender: “No sería la que hoy soy si no hubiera pasado por eso”.

Una inquieta emprendedora

Sartorius habla cómodamente de su vida, pero sobre todo se emociona al hablar de su aventura comercial. Los bolsos, que Isabel luce pizpireta en las imágenes, son su nueva pasión, una empresa en la que se ha volcado superada la juventud y las ansias por conocer el mundo. “Soy bastante inquieta”, confiesa, “pero ahora que ya he llegado a los 40 me he vuelto burguesa”. El mundo de la empresa le está sirviendo para aprender, pero también para sacar su “lado más masculino” y sobre todo para “dejarle un legado” a su hija Mencía. La pequeña ha sido y es el centro de la vida de Isabel hasta tal punto que, como cualquier madre, cumplió durante varias horas con los compromisos laborales y sólo terminó la sesión fotográfica cuando tuvo que ir a recoger a su pequeña.

Isabel, que se reconoce como “muy hippie” y nada marquista (“aunque esté mal que lo diga ahora que he creado mi propia marca”), habla sin tapujos de su papel en la empresa: “Tenemos dos diseñadoras, Natalia Moreno y Mónica Díaz”, que son las que se encargan de traducir en bocetos las ideas de Sartorius. Algunas de ellas se han convertido en un éxito comercial, algo a lo que casualmente contribuyó la princesa Letizia, que lució el modelo Keros este verano en Palma de Mallorca. Los bolsos, realizados en la misma fábrica “que durante años hizo toda la producción de Fun&Basics” en Villena (Alicante), son sólo el primer paso de su estrategia empresarial: “Ya estamos mirando sandalias y para estas navidades tenemos agendas, fulares...”