La Navidad de los abuelos de Leonor

La Infanta Leonor y su prima Irene se convirtieron la noche del 24 de diciembre en las estrellas de la cena familiar. Se trató de una celebración íntima y que este año, por razones del “cese de convivencia”, no contó con la presencia de Jaime de Marichalar. Los Reyes, ejerciendo de abuelos anfitriones, recibieron a la tía Pecu (de peculiar), que así llaman los sobrinos a la Princesa Irene de Grecia; a los Príncipes de Asturias y a su prole; a la Infanta Elena y sus hijos; y la tribu Urdangarín al completo.

La cena se dispuso en plan buffet con ensaladas, pasta para los pequeños, pudding de pescado, pastel de verdura, arroces, pollo, roastbeef, fiambre, quesos y postres navideños. Lo único que nunca aparece en los menús zarzueleros son las setas, en cualquier variación y tipo porque al Rey parece que le dan alergia. Al menos así era antes. Sólo se quedaron, por si hubiera habido imprevistos (y en turnos), un retén mínimo en la cocina y en la mayordomía que viven en la Casa.

Como guinda, la visita de Papá Noel. Este año la Reina estuvo más pendiente de Victoria y Froilán por aquello de las “primeras navidades sin papá”. Si días atrás Leonor ha demostrado ser una experta con la pandereta (Ver ‘Leonor la arma con una pandereta’), Irene Urdangarín, aunque menos expresiva en sus apariciones públicas, se ha convertido en la más graciosa del clan Borbón, heredando los genes socializadores del abuelo.

A diferencia del 24 de diciembre, en que lo que prima es la reunión íntima, al día siguiente, al almuerzo, acudieron a palacio las hermanas Pilar y Margarita con toda la prole, incluidos marido, hijos y nietos respectivos. Por la tarde, merienda festiva con los colaterales de todos ellos. Los padres y hermanos Urdangarín; los padres Ortiz y Rocasolano con la nieta Carla, las primas del rey, los primos segundos, los sobrinos nietos… Cada año aumentan los invitados proporcionalmente a la llegada de las nuevas incorporaciones a la Familia del Rey que no Familia Real.