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Bronca principesca en Mónaco
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Bronca principesca en Mónaco

A Carolina de Mónaco no le gusta lo más mínimo el ritmo de vida que llevan sus hijos mayores. Si las andanzas nocturnas de Pierre y

Foto: Bronca principesca en Mónaco
Bronca principesca en Mónaco

A Carolina de Mónaco no le gusta lo más mínimo el ritmo de vida que llevan sus hijos mayores. Si las andanzas nocturnas de Pierre y Andrea en las discotecas ibicencas acabaron colmando el vaso del aguante de su madre, ahora es Carlota, que parecía más “disciplinada” que sus inquietos hermanos, la que ha conseguido que su principesca mamá le haya dado un toque de atención, con rapapolvo incluido.

El enfado se debe a la actitud adoptada por la joven Carlota en una lujosa fiesta celebrada en un hotel londinense, y en la que algún avispado paparazzi la pilló en tal estado de euforia que, en alguna foto, hasta se podía vislumbrar su ropa interior debajo del corto vestido que llevaba puesto. Su compañera de juerga fue Alice Dellal, hermana del actual novio de Carlota, que apareció en la fiesta en cuestión con un vestido más corto si cabe que el de su “cuñada”.

Alice es modelo y ha desfilado recientemente en la capital londinense para la firma española Mango. Y mantiene una gran relación con una Carlota que parece despegarse cada vez más del regazo materno. Sobre todo desde que cumplió veinte años, el 3 de agosto del 2006. En este último año y medio se ha convertido en una de las aristócratas europeas más solicitadas en las fiestas de la alta sociedad, pero se permite el lujo de elegir los lugares a los que le apetece ir, casi siempre acompañada de su novio, Alex, hijo del multimillonario Guy Dellal.

Ahora, como decíamos, su madre le ha pedido que se comporte acorde a su “rango” y que intente no dar que hablar por sus excesos. Quizás, Carolina, lo que no quiere es encontrarse una nueva “Estefanía” en la familia, pues todos recordamos la ajetreada vida que ha llevado la hija pequeña de Rainiero de Mónaco a lo largo de su polémica carrera sentimental. Y el distanciamiento evidente entre Carolina y Estefanía de Mónaco desde hace años.

A Carolina de Mónaco no le gusta lo más mínimo el ritmo de vida que llevan sus hijos mayores. Si las andanzas nocturnas de Pierre y Andrea en las discotecas ibicencas acabaron colmando el vaso del aguante de su madre, ahora es Carlota, que parecía más “disciplinada” que sus inquietos hermanos, la que ha conseguido que su principesca mamá le haya dado un toque de atención, con rapapolvo incluido.