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El mundo animado de Ana Obregón
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El mundo animado de Ana Obregón

A pesar de las varias décadas transcurridas entre su intervención estelar en un capítulo de la serie Equipo A (allá por los años ochenta) y ahora

Foto: El mundo animado de Ana Obregón
El mundo animado de Ana Obregón

A pesar de las varias décadas transcurridas entre su intervención estelar en un capítulo de la serie Equipo A (allá por los años ochenta) y ahora con su participación en Hospital Central, Ana Obregón ha conseguido el más difícil todavía. Es decir, mantenerse en la brecha del interés mediático. Ella misma se organiza sus propios guiones tanto en el apartado profesional como en el personal.

En su día, la afamada paella que cocinó para Spielberg dio la vuelta al mundo gracias a su locuacidad. Lo curioso es que el “papá de ET” nunca supo de estas historia hasta que una periodista de RNE en una entrevista promocional le preguntó por su relación afectiva con Ana. Spielberg, con cara de póker, le respondió que no entendía la razón por la cual todos los periodistas españoles acababan sus entrevistas preguntándole por esta señorita. Al aclararle que según explicaba Ana, gracias a sus dotes culinarias, él había probado la paella, el desconcierto fue total. Cuando la periodista le puso en antecedentes, no salía de su asombro.

A partir de ese momento, parece que cuando algún joven redactor le nombra a nuestra protagonista responde con cierta ironía: “Very good paella”. De ahí que lo que en su día fue recreación imaginativa forme parte ya de la biografía de Ana. Lo que no me explico es como este dato no figura aún en ‘Wikipedia’. El caso es que esta anécdota forma parte de las leyendas que siempre ha rodeado la vida pública y privada de la artista. Se trata de una línea divisoria que, en el caso de otros famosos, sí resulta visualmente clara y que con Ana siempre converge en ella misma.

La última aventura animada de Obregón tiene que ver precisamente con un suceso desagradable, en el caso de que hubiera sido cierto que no lo fue. Resulta que había confirmado su asistencia para ver cantar a Isabel Pantoja en el Casino de Aranjuez. Intuyo que a media tarde le surgió un plan más interesante -como así fue- y no acudió. Al preguntarle los amigos qué le había ocurrido explicó que unos ladrones habían entrado en el domicilio familiar y como su madre estaba sola y tenía miedo se quedó a dormir con ella. Nadie dudo de esta versión.

Y resulta que cuando al día siguiente Luis Rollán, colaborador de ‘El programa de Ana Rosa’ contó la historia, los amigos de Ana madre se pusieron en contacto con ella para preguntarle cómo se encontraba después de tremendo susto. Mamá Obregón, que no se sorprende ante nada que provenga de su hija, se quedó de piedra: “¡Pero si en casa no ha entrado nadie! Y nunca estoy sola por la noche. Siempre está Antonio, mi marido, y además el servicio. No entiendo nada”. Para acabar con la frase definitiva -“son las cosas de Ana”- que utiliza toda la familia cuando tratan de explicar situaciones relacionadas con la inefable hija y hermana. Por cierto, que la noche de los ‘cacos’ -que diría Tamara Falcó- se fue a cenar con el bello Constantin, uno de los sex symbol de la televisión de Berlusconi.

A pesar de las varias décadas transcurridas entre su intervención estelar en un capítulo de la serie Equipo A (allá por los años ochenta) y ahora con su participación en Hospital Central, Ana Obregón ha conseguido el más difícil todavía. Es decir, mantenerse en la brecha del interés mediático. Ella misma se organiza sus propios guiones tanto en el apartado profesional como en el personal.