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Telma Ortiz y sus ventajas maternales
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Telma Ortiz y sus ventajas maternales

Inscribir a un recién nacido no tiene más complicaciones que acudir al Registro Civil y esperar la cola correspondiente. A diferencia de otras diligencias que duran

Foto: Telma Ortiz y sus ventajas maternales
Telma Ortiz y sus ventajas maternales

Inscribir a un recién nacido no tiene más complicaciones que acudir al Registro Civil y esperar la cola correspondiente. A diferencia de otras diligencias que duran horas, ésta suele ser relativamente rápida. Tomar un número, rellenar un papel con los datos de los padres y del bebé y entregarlo al funcionario correspondiente. El tiempo que transcurre entre la llegada y la salida no supera la hora. En el caso concreto de Madrid, algo más si se va en hora punta y menos si se visita la calle Pradillo a media mañana.

Esta gestión es obligada y por eso, desde que nació la hija de Telma Ortiz a finales de marzo pasado, fotógrafos y reporteros se apostaron en el lugar para captar las primeras imágenes de la hermana de la princesa y su novio. Al no estar casados, y por lo tanto sin libro de familia, es preceptivo que acudan padre y madre a registrar al hijo. No fue así, o al menos no hay constancia gráfica.

Al igual que ocurrió con el nacimiento de la niña Amanda -así ha quedado inscrita-, los movimientos de la pareja poco han tenido que ver con la normalidad. Según adelantaba la periodista Marisa Martín Blázquez hubo una cita previa fuera de horario a la que no acudió la pareja Martín Llop-Ortiz. Ese sistema no sólo resulta inusual, sino excepcional. Un par de funcionarios consultados aducen que en los años que llevaban trabajando nunca se habían encontrado un caso de estas características, como tampoco que no se facilite visualmente la partida de nacimiento que es un documento público.

Según me confirmaba Antonio Montero, a la una de la tarde de anteayer, “Amanda no figuraba en ningún ordenador. Al día siguiente, a primera hora en cambio sí. Además, no nos olvidemos que a las dos se cierra Pradillo. Y nadie de los muchos reporteros y fotógrafos que permanecimos allí controlando todas las entradas localizamos a Telma. Me dijeron que resultaba más fácil de ver la partida de nacimiento del presidente del Gobierno que la de Amanda porque había órdenes de no facilitar información alguna”. No hay que olvidar que estos documentos, al ser públicos, se puede acceder a ellos.

Otra versión, sin confirmar y planteada por los propios funcionarios, tenía que ver con el traslado de una comisión judicial al domicilio familiar de los padres de Amanda. Aunque en este caso, los reporteros hicieron guardia en la casa de Paloma Rocasolano, en la de la propia pareja y hasta en la puerta de la urbanización donde vive Jesús Ortiz. Y por allí no apareció nadie que tuviera que ver con este tema.

Lo llamativo de todo esto es que los protagonistas de esta historia han convertido en excepcional lo que es normal. Efectivamente, su derecho a la privacidad prima por encima de todo y, por lo tanto, pueden posar o no con la niña Amanda. Lo que ya resulta más particular es que se utilicen unos medios que no están al alcance del resto de los ciudadanos.

Inscribir a un recién nacido no tiene más complicaciones que acudir al Registro Civil y esperar la cola correspondiente. A diferencia de otras diligencias que duran horas, ésta suele ser relativamente rápida. Tomar un número, rellenar un papel con los datos de los padres y del bebé y entregarlo al funcionario correspondiente. El tiempo que transcurre entre la llegada y la salida no supera la hora. En el caso concreto de Madrid, algo más si se va en hora punta y menos si se visita la calle Pradillo a media mañana.