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La saga de Carolina Herrera
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La saga de Carolina Herrera

El número que conmemora el vigésimo aniversario de la revista Vogue en España no podría ser más completo. Aparte de la portada cuádruple con Kate Moss

Foto: La saga de Carolina Herrera
La saga de Carolina Herrera

El número que conmemora el vigésimo aniversario de la revista Vogue en España no podría ser más completo. Aparte de la portada cuádruple con Kate Moss y el reportaje con el nuevo diseñador de Loewe, el mágico Stuart Vevers, la ‘Biblia de la moda’ se luce con un amplio reportaje con Carolina Herrera, que abre las puertas de su casa a la periodista Leticia Echávarri y reúne a toda su familia en un gran reportaje en el que además la diseñadora y su prole lucen las mejores galas de la modista caraqueña.

Carolina Herrera es una mujer de carácter, una “anfitriona perfecta” en palabras de los responsables de Vogue. Aunque un mal día de lluvia trató de arruinar lo que en principio iba a ser una primaveral sesión fotográfica en el Central Park neoyorquino, Herrera no se amilanó y rápidamente propuso que las instantáneas se tomaran en su casa, que también tiene vistas al descomunal parque neoyorquino.

Aun así no había suficiente espacio en la espaciosa casa que comparten Carolina y su marido Reinaldo como para fotografiar a toda la familia. En Vogue España se las habían visto y deseado para coordinar las agendas de todos los miembros del clan Herrera, a medio camino entre la Gran Manzana, Madrid y ese país al que los canarios llaman ‘la octava isla’, Venezuela. La modista, siempre preocupada porque todo salga a la perfección, dio con la solución adecuada: realizar parte de la sesión en su cercano estudio de trabajo, donde habría espacio suficiente para tomar las instantáneas necesarias.

Carolina Herrera es una mujer “muy organizadora a la que le gusta que cada cosa esté en su sitio”, aseguran desde Vogue. Tanto es así que una de sus hijas quiso gastarle una broma para demostrar a las periodistas españolas la fijación de su madre por el orden: movió un cenicero algunos centímetros mientras Carolina estaba fuera de la habitación para ver si ella se percataba, y lo cierto es que nada más volver a entrar en la estancia lo posicionó de nuevo en su lugar inicial con un gesto casi reflejo.

Esa “memoria visual y estética” de la que goza la venezolana fascinó al séquito llegado desde España. Todos se quedaron asombrados con su capacidad de persuasión, incluso con su marido Reinaldo. El esposo de Carolina, siempre discreto y en segundo plano, era algo reacio a posar en un reportaje que él consideraba de moda, pero ella logró convencerle. De algún modo Carolina y su marido Reinaldo ejemplifican a la perfección ese matriarcado tan latino en el que la mujer es a la vez la organizadora y la seductora.

Carolina enseñó su casa con orgullo, recordando la amplia vinculación de su familia con el arte (como el cuadro que Dalí pintó a sus suegros), y a la hora de la comida –fundamental en una larga sesión de fotos como la que le tocó en gracia– fue la primera en servir las viandas como una ama de casa más. En el catering, además, no había ninguna extravagancia: las únicas diferencias con respecto a un servicio estándar consistieron en algún plato apto para alérgicos y sobre todo en comidas fáciles para los más pequeños.

Mientras las hijas de Carolina Herrera se hacían bromas sobre a quién le quedaba mejor éste o aquel vestido de la colección de su madre, ella seguía atenta a las vicisitudes del proceso de realización del reportaje. Mientras los técnicos movían muebles de un lado para otro intentando encontrar el ángulo perfecto para tomar las imágenes ella supervisaba todo sin poner ninguna pega. Del mismo modo, cedió toda su colección para el editorial sin pedir nada a cambio.

La estancia de Vogue España en la casa de los Herrera en Nueva York fue como esas visitas de un familiar a las que en principio no sabes cómo enfrentarte pero que luego nunca quieres dejar atrás. Al final del día, una Carolina cansada pero aún radiante (el retoque fotográfico ha sido prácticamente inexistente en el reportaje) despidió a la trouppe que había recorrido tantos kilómetros desde Madrid para descubrir su lado más humano. El resultado había merecido la pena.

El número que conmemora el vigésimo aniversario de la revista Vogue en España no podría ser más completo. Aparte de la portada cuádruple con Kate Moss y el reportaje con el nuevo diseñador de Loewe, el mágico Stuart Vevers, la ‘Biblia de la moda’ se luce con un amplio reportaje con Carolina Herrera, que abre las puertas de su casa a la periodista Leticia Echávarri y reúne a toda su familia en un gran reportaje en el que además la diseñadora y su prole lucen las mejores galas de la modista caraqueña.