El nuevo trabajo en Mapfre de la Infanta Elena

Desde que se hizo pública la separación de los duques de Lugo en noviembre del año pasado, la vida de la Infanta Elena ha experimentado muchas transformaciones. Para empezar, cambió el domicilio conyugal por un chalet alquilado del que pronto se mudará. Retomó sus amistades del mundo hípico y volvió a la competición activa. Reanudó la relación con las amigas de siempre con las que organiza escapadas de fin de semana cuando los hijos se van con el padre o plan de niños cuando Froilán y Victoria están con ella.

Los cambios también han afectado a su vida sentimental. Y como era de esperar, los “supuestos candidatos” se han multiplicado como si fueran setas. Cualquier varón que esté cerca de la Infanta es susceptible de convertirse en su caballero andante. Tanto es así que en varias ocasiones y con bastante sentido del humor ha avisado al amigo de turno que la semana siguiente aparecería en la prensa como un posible novio. Si al principio esos comentarios le molestaban una barbaridad, ahora parece que le da igual.

Los ocho meses transcurridos desde el “cese temporal” a la actual “separación real” ha hecho que la vida personal y familiar de la duquesa de Lugo se estabilice. En cambio, en el plano profesional, se van a producir novedades importantes muy pronto. La Infanta Elena formará parte de la estructura laboral de la Fundación Mapfre, en el Instituto de Acción Social de dicha entidad. La semana que viene, acompañada por el presidente de la compañía, la primogénita visitará las instalaciones de la calle Recoletos donde se ultima la remodelación para el traslado definitivo de las oficinas del Plantio a Madrid.

No se sabe aún la fecha de su incorporación, pero podría producirse antes del verano. Sería al menos de una forma no oficial para así aclimatarse poco a poco a su nuevo cometido. El trabajo estaría relacionados con el área de acción social que aglutina diferentes departamentos (ONG’s, becas para formación de discapacitados, voluntariado…) relacionados en su mayoría con proyectos solidarios.

Según ha sabido Vanitatis.com, la idea de que la Infanta tuviera una presencia laboral y de dedicación en una fundación viene de lejos. Se trataría de una forma de trasladar a la ciudadanía el interés y la dedicación de los miembros de la familia real a causas solidarias, pero no como forma de vida, como es el caso de la Infanta Cristina, sino de una manera relativamente altruista dado que el sueldo que perciba no sería alto.

Dado que en el panorama nacional hay fundaciones a mansalva, la elección de Mapfre, aparte de su buena imagen pública, tendría que ver con las personas que forman el organigrama ejecutivo. Tanto en los órganos de gobierno (patronato, comisión directiva…) no existen “amistades peligrosas” ni apellidos que hayan tenido que ver con procesos judiciales que de alguna manera pudieran enturbiar la institución real en cuanto se investigara un poco.