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El amigo de la duquesa, abrumado
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El amigo de la duquesa, abrumado

La duquesa de Alba no quiere que nadie le amargue la vida. Mujer de fuerte carácter, ha decidido –como ha hecho siempre– tomar las riendas de

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El amigo de la duquesa, abrumado

La duquesa de Alba no quiere que nadie le amargue la vida. Mujer de fuerte carácter, ha decidido –como ha hecho siempre– tomar las riendas de su vida amorosa. Mejor dicho afectiva, porque amor, lo que se entiende por amor convencional en toda regla con Alfonso Díez, parece que no es tal. El amigo entrañable, definido así por la titular de la Casa a través del comunicado emitido la semana pasada para explicar la situación atípica que supuestamente vivía Cayetana con una boda en ciernes, se encuentra fuera de juego.

 

La vida doméstica de Alfonso es un sinvivir. Así se lo ha transmitido a los amigos y conocidos, que no dan crédito a las noticias que se publican sobre él y su enamoramiento virtual con una (la más) Grande de España. El caballero no contesta directamente y parece que escabulle las respuestas con una especie de doliente exclamación en la línea de entonación del tamaralenguanaje de la hija de la Preysler. Algo así como “pooooor favoooooor no puedo más”. Efectivamente, el entorno coincide en que Alfonso esta abrumado y no sabe cómo manejar una situación que le ha convertido en personaje de interés mediático.

Los reporteros hacen guardia en las inmediaciones del palacio de Liria, en la tienda de antigüedades propiedad de su hermano Pedro y en su domicilio. Por el momento al funcionario no se le ha visto el pelo y los hermanos “no saben/no contestan” .Guste o no a los protagonistas de este lance afectivo, la historia tiene todos los ingredientes para un serial del tipo Herederos o similar. A saber: Una aristócrata que ostenta 46 títulos nobiliarios, según la leyenda más que la propia reina de Inglaterra. Con un con un capital económico, agrario, inmobiliario y artístico incalculable gestionado a través de sociedades (Eurotécnica Agraria, Euroexplotaciones Agrarias, Inversiones Princesa….) y de la propia fundación. Seis hijos a los que ya ha cedido en vida propiedades, que son muy independientes y no andan todo el día revoloteando junto a la matriarca...

Según algunas amistades este aparente desapego entristece a la duquesa, que habría encontrado en Alfonso Díez el compañero ideal para sustituir con su afecto las muchas horas de soledad que vive la octogenaria dama, sobre todo cuando está en Madrid. En Sevilla es distinto, porque nunca fallan Carmen y Curro Romero, las hermanas Cobo, Anamari Abascal, el matrimonio Burgos….. A todo esto habría que sumar que en estos momentos Cayetana físicamente es dependiente, una situación que deprime a alguien que siempre se ha movido más que Phileas Fogg. Un ejemplo: hace cuatro años recorrió con su ex nuera María Eugenia Fernández de Castro una zona de la India y llegó a montar en elefante. Su falta de movilidad la suple a veces con la silla de ruedas que no ha tenido más remedio que utilizar.

En esta situación Alfonso Díez se habría convertido en ese apoyo emocional imprescindible que ha sorprendido a todos aquellos que desconocían la vinculación del funcionario y la duquesa. La boda ya sería otro capitulo: de celebrarse un tercer matrimonio sería tan poco convencional como fue en su día la boda con el sacerdote secularizado Jesús Aguirre. Por lo tanto, no hay nada inverosímil. Lo que sí tiene claro la duquesa es que no quiere que se haga daño a su “entrañable amigo”, del que cada vez se saben más datos.

Díez nació en Palencia en 1950. Son ocho hermanos: seis varones y dos mujeres, Begoña y Manolita. Alfonso es administrativo y trabaja en la Seguridad Social, igual que otro hermano, que es médico. Comparte con sus dos hermanos Pedro y Daniel el gusto por las antigüedades aunque la tienda es propiedad del primero que fue un gran amigo de Jesús Aguirre. De hecho en el local de la calle Zurbano hay fotos del propietario con el duque consorte y la duquesa.

Los clientes de los hermanos Díez han coincidido en muchas ocasiones con Cayetana Alba, que suele comprar objetos no tanto para ella como para regalar. La duquesa que ha puesto tierra por medio y se encuentra en Ibiza, es una mujer leal y fiel a sus amistades. No está dispuesta a que se hagan ciertos comentarios sobre la familia Díez y que algunos divulguen maledicencias sobre el “entrañable” al que algunos íntimos ya tuvieron el gusto de conocer en un almuerzo navideño en el palacio de Liria. Aunque ninguno de ellos podía imaginar que Alfonso, ese caballero de porte desgarbado, buen conversador y admirador de grandes damas de la escena como Liz Taylor pudiera convertirse meses después en el protagonista accidental de la supuesta historia de amor. El tiempo será el que coloque el the end donde por el momento sólo hay un to be continued.

La duquesa de Alba no quiere que nadie le amargue la vida. Mujer de fuerte carácter, ha decidido –como ha hecho siempre– tomar las riendas de su vida amorosa. Mejor dicho afectiva, porque amor, lo que se entiende por amor convencional en toda regla con Alfonso Díez, parece que no es tal. El amigo entrañable, definido así por la titular de la Casa a través del comunicado emitido la semana pasada para explicar la situación atípica que supuestamente vivía Cayetana con una boda en ciernes, se encuentra fuera de juego.