La tristeza del Rey

“Cuando un amigo se va, queda un espacio vacío” cantaba Alberto Cortez. Y ese vacío es el que debe sentir el Rey con la muerte de Jaime Cardenal Pombo, que falleció el sábado pasado y cuyos restos mortales fueron trasladados al tanatorio de Tres Cantos (Alcobendas). El empresario formaba parte del ‘Clan de las Cuatro Estaciones’, nombre del restaurante propiedad de Miguel Arias y apodo con el que se conocía a este grupo de amigos entre los que se encuentran el asturiano Francisco Sitges, ex propietario de los astilleros Mefasa, la empresa que construyó el ‘Fortuna’; el constructor Joaquín Vázquez, que remodeló en su día el Palacio de la Zarzuela; y el propio rey.

 

En los inicios, Cardenal fue también socio del restaurante, pero con el tiempo y coincidiendo con la crisis económica del 1993 cedió sus participaciones al que de verdad sabía del negocio, que no era otro que Arias. Este empresario es además dueño de la estación de esquí de Navacerrada y de Flanigan, el local preferido de la Familia Real. Aunque este verano al no coincidir la agenda de los miembros de la Primera Familia no hubo encuentros gastronómicos colectivos y tampoco posado en Marivent.

El grupo de ‘Las Cuatro Estaciones’ también se reunía para las cacerías que se organizaban en ‘El Común’, la finca de Cáceres del restaurador que tienen el récord de caza de venados. Cardenal Pombo fue socio de Borja Prado Eulate, hijo de Manolo Prado, otro de los íntimos de don Juan Carlos que a su vez comparte sociedad con la Infanta Elena en la guardería Micos.

La muerte de Jaime Cardenal se une a la desaparición el 9 de julio pasado de Richard Cross, patrón del ‘Fortuna’ durante 35 años. Cross, al igual que Cardenal, no sólo han compartido aficiones, sino que han sido amigos fieles y leales. De ahí que en estos momentos el amigo real sienta lo que ha venido en denominar “La soledad del rey”.