El miedo a las memorias de Mario Conde

Los estamentos financieros tiemblan ante las memorias de Mario Conde. Ya están escritas. El título, Acariciando el sinsentido, anuncia precisamente eso, “sinsentidos”, y muchos de los que colaboraron con el que fuera el máximo responsable de Banesto temen que en ese libro se cuenten secretos bien guardados que podrían perjudicar a unos cuantos. De ahí el temor de los que tienen algo que esconder. Que son muchos.

Mario ha dicho que no quiere publicar sus recuerdos de toda una vida por el momento, pero fuentes cercanas a Conde aseguran que tiene sobre la mesa una oferta cercana al millón de euros, más un porcentaje de las ventas, para que esas memorias salgan a la luz lo antes posible. Pero él se muestra remiso a escuchar a los que le aconsejan que saque el libro a la calle a principios del 2009.

Está harto de casi todo, de los amigos que le fallaron y de los enemigos visibles e invisibles, se refugia en su finca sevillana para descansar el alma y el cuerpo, organiza monterías en su otra finca, la de los Montes de Toledo, y vende un aceite de cosecha propia, “Los carrizos”, por Internet.

Su vida se completa con su pasión por sus hijos y por las filosofías orientales. Tiene escrito otro libro, La palabra y el Tao, a punto de publicarse. Y ha decidido que los beneficios de su venta se destinen a la Fundación Lourdes Arroyo de Lucha contra el Cáncer. Y es que el mejor recuerdo que le queda en la memoria es el de su esposa, Lourdes, fallecida tras sufrir esa enfermedad.