El mal trago de la duquesa de Alba

Desde que la duquesa de Alba se evaporó tras acudir en Jerez a la boda de su nieto Javier con Inés Domecq, las especulaciones sobre su estado de salud fueron creciendo hasta el mismo lunes en que el entorno más cercano de la aristócrata desmintió la noticia. Es cierto que Cayetana, nada más terminar la ceremonia religiosa hizo el camino de vuelta al palacio sevillano de Dueñas. “Pero no porque se encontrara mal. sino porque ella nunca se queda tan tarde en ningún sitio” me explica Carmen Tello.

 

La explicación, por lo tanto, era de índole logístico. No tenía que ver con temas de salud. Como le ocurriría a cualquiera, Cayetana no quería montar el número y levantarse de la mesa antes de que acabara el ágape nupcial. Si lo hubiera hecho, seguro que habría habido más especulaciones.

Llegó a Sevilla y cumplió con su rutina habitual. Es decir, tomar un zumo y a la cama. La duquesa nunca cena. En verano se toma un gazpacho bebido o una horchata. Nada más. Cuando empieza a refrescar lo cambia por zumos. Y precisamente la noche del sábado el problema que tuvo la aristócrata fue que se atragantó. El líquido se le fue a los pulmones. Fue entonces cuando el servicio -toda la familia estaba en la boda- llamó al médico que siempre la atiende. El doctor Pastor permaneció junto a ella hasta que la situación se estabilizó.

Para tranquilidad de la enferma y del propio doctor, éste la citó dos días después para practicarle una serie de pruebas en su consulta. El lunes, tras almorzar en un restaurante con su hijo Fernando y Carmen Tello, se trasladó hasta el edificio Presidente donde el doctor Pastor le practicó un electrocardiograma y otra serie de pruebas médicas que demostraron que no había ningún tipo de complicación y que el estado de salud de doña Cayetana era perfecto. La crisis pulmonar y cardiaca no tenía que ver con el deterioro físico de los últimos meses y sí con el mal trago del zumo. Un percance que le puede suceder a cualquiera.