Es noticia
Menú
Jaime de Marichalar y la casa de París
  1. Noticias
NOTICIAS

Jaime de Marichalar y la casa de París

A pesar de lo que estaba cayendo con la portada de la revista Época, los que coincidieron con el duque de Lugo (oficialmente lo sigue siendo)

Foto: Jaime de Marichalar y la casa de París
Jaime de Marichalar y la casa de París

A pesar de lo que estaba cayendo con la portada de la revista Época, los que coincidieron con el duque de Lugo (oficialmente lo sigue siendo) en la Semana de la Moda de París, me confían que se le veía más contento que en otras ocasiones. Al menos esa era la percepción que recibían muchos colegas de prensa especializada, así como algunos de los invitados que asistieron a los desfiles. En el primer caso, los periodistas, acostumbrados a coincidir con él en los últimos años, tenían con qué comparar. Mientras la temporada pasada y a raíz de oficializarse la separación, Marichalar no levantaba cabeza y se le veía taciturno y áspero, esta vez parecía que la historia no iba con él.

 

Alojado en el Hotel Intercontinental hacía panda con Marisa de Borbón, su hija Alejandra y otras amistades relacionadas con la moda. También estuvo arropado por el dueño del imperio del lujo LVMH, Bernard Arnault, por la hija Delfine, que estuvo a su vera en la mayoría de los desfiles, y por el resto de la familia del megaempresario. Seguramente serán los que le abran las puertas del París más privado y elitista si finalmente decide trasladarse de domicilio. El tríplex de Madrid se le hace cada vez más grande y la relación con sus hijos no se verá afectada ya que antes de la separación sus viajes a París eran frecuentes. Es muy posible que, entre desfile y desfile, le haya echado un vistazo a algún apartamento en la zona más céntrica, cerca de la plaza de la Ópera.

Hay que recordar que antes de casarse vivió varios años en París sin ningún tipo de lujos. Trabajó en varias entidades financieras (Indosuez, BGA...) con una categoría similar a la de administrativo y un sueldo medio que se le iba en gran parte en el alquiler de la casa. Nada de restaurantes de lujo, ni tardes de shopping por las tiendas más exclusivas, ni invitaciones donde le cedieran la presidencia. Una vida muy común al resto de ciudadanos con el mismo poder adquisitivo. Todo cambio cuando se hizo novio y más tarde marido de la Infanta. La pareja ya casada pasó una temporada en París, en esos momentos ya como directivo de Credit Suisse. Al poco tiempo, y dada su situación de yerno real, hubo un traslado profesional a Madrid con categoría de miembro de la Primera Familia.

Para Marichalar, París fue también el lugar donde conoció a la Infanta y donde vivieron su incipiente noviazgo secreto hasta que se descubrió. Las primeras fotos que alertaron de que el muchacho alto y desgarbado que acompañaba a Elena podía llegar a ser algo más tenían como fondo las calles parisinas. Pero incluso con todos estos recuerdos de los tiempos felices, París puede ser para Jaime de Marichalar una forma de alejarse del centro del huracán que supone ser el primer yerno real que se separa. Además, en Madrid le resulta imposible pasar desapercibido. El tema profesional lo tiene cubierto y siempre puede solicitar un cambio de destino en Credit Suisse. Si se lo concedieron cuando era conyugue de una Infanta es posible que ahora se lo vuelvan a dar precisamente para evitar problemas y solucionar situaciones complicadas.

A pesar de lo que estaba cayendo con la portada de la revista Época, los que coincidieron con el duque de Lugo (oficialmente lo sigue siendo) en la Semana de la Moda de París, me confían que se le veía más contento que en otras ocasiones. Al menos esa era la percepción que recibían muchos colegas de prensa especializada, así como algunos de los invitados que asistieron a los desfiles. En el primer caso, los periodistas, acostumbrados a coincidir con él en los últimos años, tenían con qué comparar. Mientras la temporada pasada y a raíz de oficializarse la separación, Marichalar no levantaba cabeza y se le veía taciturno y áspero, esta vez parecía que la historia no iba con él.