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La noche de 'amor' de Ana Botella y Aznar
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La noche de 'amor' de Ana Botella y Aznar

La convocatoria de Nieves Fontana, directora de Telva, y sus premios de moda tienen cierta similitud con la recepción del pasado 12 de octubre en el

Foto: La noche de 'amor' de Ana Botella y Aznar
La noche de 'amor' de Ana Botella y Aznar

La convocatoria de Nieves Fontana, directora de Telva, y sus premios de moda tienen cierta similitud con la recepción del pasado 12 de octubre en el Palacio Real. Salvando las distancias propias de dos actos con estructuras y finalidades diferentes, las coincidencias son palpables. Para empezar tanto, una como otra son multitudinarias y hay tortas para que a uno le inviten. Los movimientos de ficha para estar en tal o cual mesa, caso de Telva, o en un salón o en otro del Palacio de Oriente son inimaginables. No es lo mismo compartir mesa con la Infanta Cristina, que presidió la fiestuqui de la moda, que sentarse atrás del todo y perderte gestos, señas y hasta arrumacos de algunos de los invitados. Por ejemplo, si uno no estuvo sentado en la línea visual de la duquesa de Palma se quedó con las ganas de captar las miradas de Aznar a su señora que, aunque juntos en la misma mesa estaban, frente a frente.

Unos cuantos periodistas que en estas reuniones se dedican (dedicamos) a analizar cualquier guiño inesperado fueron testigos de esos gestos que, por supuesto, trasladaron al resto de comensales con los que compartían mesa y mantel. Sin comerlo ni beberlo, la ex pareja presidencial se convirtió en tema de la noche. Sinceramente, yo sólo los vi agarraditos de la mano subiendo la escalera del Palace y posando para el photocall. Una moda que impusieron los Príncipes de Asturias y que a veces hace pensar que en vez de crema hidratante el matrimonio real lleva una especie de superglu suave que les obliga a mantenerlas unidas ya sea en una audiencia o en Faunia. Por cierto, cuando hablo de la tangencial visual de doña Cristina, me refiero a todo aquello que sucedía alrededor del epicentro que no interrumpían las columnas y la decoración del salón bajo la gran cúpula del Palace.

Este año, además de los reconocimientos de la moda que recayeron en David Delfín, mejor diseñador nacional; Stefano Pilati, mejor creador internacional; y Óscar de la Renta, por su trayectoria; la revista cumplía cuarenta y cinco años. Por eso, las ‘Chicas Telva’ (y los chicos) tiraron la casa por la ventana. Además de la Infanta, que se turna con su hermana para presidir la gala -“un año tú, otro yo”, estuvo la presidente de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, con un llamativo vestido de Pedro del Hierro; el Ministro de Cultura César Antonio Molina, que no esquivó el smoking; Carmen Iglesias, que fue tutora del príncipe y mantiene una relación espléndida con la Primera Familia; y Soraya Sáez de Santamaría, en el apartado de políticos en ejercicio. La portavoz del PP no se cortó un pelo a la hora de responder a los que le preguntaban por la crisis. Con su aire de candida paloma (que no lo es), aseguró rotunda que está bien el lujo de fuera, pero lo había que hacer “es proteger la industria de la moda española. Sin complejos”. Ella viste casi siempre de una firma gallega que se llama D-due. Muy cerca de ella, la diseñadora Kina Fernández, con fábrica y producción propia, escuchaba atenta los comentarios de Soraya.

Lo más llamativo de esta fiesta anual es la cantidad de famosos por metro cuadrado. Miraras donde miraras había una cara conocida con su historia. Trabajar en estas condiciones es realmente complicado porque si hablabas con uno se te escapaba el otro. Para controlarlos, lo mejor fue agruparlos y después cotejar los datos. Por ejemplo, los mejores pelos de la noche fueron los de Alaska y su marido Mario Vaquerizo. Naranja eléctrico ella y zaino él, brillante y bien cuidado. Las mejores joyas fueron las que lució la duquesa de Fernandina, un collar de diamantes regalo de su abuela materna. Los más guapos/guapas: las primeras de la lista Nieves Álvarez y Laura Ponte, después las/los demás, Vanesa Romero, Leticia Dolera, Mar Regueras, María León que ha demostrado su eficacia profesional la comunicación de Pedro del Hierro, Gloria Barutell y Beatriz Pérez Aranda, las dos con vestuario propio. Otro día contaré la historia de los prestamos. En el sector chicos, ganaron el actor Rubén Sanz, los hermanos Medina y David Delfín.

En cuanto a las más elegantes, Paloma Cuevas ejerció como cabeza de cartel. La maternidad le ha sentado de maravilla. A continuación estuvieron Ana Rodríguez con un espectacular vestido de Eduardo Ladrón de Guevara, Nati Abascal y Ana Gamazo, que compartió conversación de asuntos solidarios con Damián Sánchez, director creativo de Mango. La firma catalana tienen previsto vender unas camisetas diseñadas por las hermanas Cruz (‘Pe’ y ‘Mo‘) para la lucha contra el cáncer. Una iniciativa perfecta para una marca que se vende por sí sola. Como guinda, tras la cena se organizó una especie de Escuela de Diseño donde los invitados se dedicaron a crear sus bocetos en vivo y en directo sobre varios maniquíes de metal colocados al efecto utilizando las más de quinientas telas y todo los complementos necesarios (plumas, hilos de colores, sedas, broches…)

La convocatoria de Nieves Fontana, directora de Telva, y sus premios de moda tienen cierta similitud con la recepción del pasado 12 de octubre en el Palacio Real. Salvando las distancias propias de dos actos con estructuras y finalidades diferentes, las coincidencias son palpables. Para empezar tanto, una como otra son multitudinarias y hay tortas para que a uno le inviten. Los movimientos de ficha para estar en tal o cual mesa, caso de Telva, o en un salón o en otro del Palacio de Oriente son inimaginables. No es lo mismo compartir mesa con la Infanta Cristina, que presidió la fiestuqui de la moda, que sentarse atrás del todo y perderte gestos, señas y hasta arrumacos de algunos de los invitados. Por ejemplo, si uno no estuvo sentado en la línea visual de la duquesa de Palma se quedó con las ganas de captar las miradas de Aznar a su señora que, aunque juntos en la misma mesa estaban, frente a frente.