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Letizia supervisa los discursos de su marido
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Letizia supervisa los discursos de su marido

La “boroña preñada” es una especie de pan panchón de maíz relleno de chorizo, lacón y tocino. Doña Letizia comió a dos carrillos después del prime

Foto: Letizia supervisa los discursos de su marido
Letizia supervisa los discursos de su marido

La “boroña preñada” es una especie de pan panchón de maíz relleno de chorizo, lacón y tocino. Doña Letizia comió a dos carrillos después del prime time televisivo y se llevó un pedazo de boroña -envuelta en hoja de berza- para degustar en La Zarzuela. El agasajo continúo con una suculenta fabada y su compango, guiso de jabalí, tartaletas de bacalao, tortos con picadillo, embutidos de ciervo y tabla de quesos asturianos. Todo regado con sidra. El potente menú, sin mencionar los postres, tuvo lugar en la visita al “Pueblo ejemplar” que recayó en la localidad de Torazo, concejo de Cabranes. Pero los Premios Príncipe de Asturias dejaron muchas más anécdotas.

 

Don Felipe recomendó a los jóvenes que no dejen el campo y aprovechen las nuevas tecnologías rurales. Sea como fuere, tras el discurso, un grupo de indiscretos niños preguntó a Sus Altezas: “¿Y por qué no vienen las Infantas…?” Los príncipes respondieron con una sonrisa.

Otro de los momentos de cierto “agobio mediático” -aunque distendido- tuvo lugar en la audiencia concedida a los periodistas VIP del Principado. Por lo visto, los profesionales le sacaron los colores a don Felipe quien terminó confesando: “La Princesa le da el visto bueno al discurso de los Premios”. Luego doña Letizia puntualizó que el texto “lo escribe el heredero de la Corona y sus colaboradores”, ella tan sólo echa un vistazo. Incluso hay quien cotillea que las citas más poéticas provienen de los gerifaltes de la Fundación. Tras la solemne recepción real, Ángeles Rivero -directora de La Nueva España, diario donde Letizia tuvo su primera oportunidad- escribió el titular: “La Casa Real no está para decir, sino para estar, sostiene la Princesa”. Debe ser duro para una distinguida ex periodista realizar tales declaraciones.

Además, según cuenta la crème mediática allí también salió a relucir el tema de la crisis… En la gala de entrega de Premios descubrimos las “medidas” palabras del discurso del heredero con recetas estratégicas contra la crisis global. La víspera de la alocución los príncipes asistieron a un concierto de Mahler con mensaje de “Resurrección”. A continuación, cenaron con los patronos de la Fundación en el Balneario Real de Las Caldas, ideal para combatir el estrés y la ansiedad. A la misma hora en otro restaurante de Oviedo, Leire Pajín cenaba con Betancourt y Miguel Bosé.

Los niños pisan fuerte

 

Otro grupo de pequeños reporteros, los “miniperiodistas del diario La Nueva España”, visitaron al Heredero al trono en el Hotel Reconquista y en el hall se encontraron a Moratinos que les preguntó: “¿Ninguno quiere ir a Europa?” A lo cual un niño de seis años respondió al ministro de Asuntos Exteriores: “Ya estamos en Europa”. Tras la visita a la aldea asturiana de Torazo, premiada por su capacidad emprendedora para la recuperación de sus tradiciones, sus Altezas regresaron a Madrid.

Durante su estancia en el Principado demostraron en todo momento su saber estar con los medios. No hubo ningún gesto impertinente ante las múltiples preguntas indiscretas y referencias jocosas a la real napia. Con la partida de la royalty, la mayoría de potentados, políticos y demás cortesanos se fueron a descansar y se perdieron el último regalo de la Orquesta Simón Bolívar, Premio de las Artes 2008, integrada por jóvenes y niños. Una auténtica fiesta que pasó inadvertida a los medios regionales, quizá ante el “empacho mediático” de los premiados. El concierto demostró virtuosismo en la primera parte, centrada en un Tchaikovsky clásico. Tras el descanso se apagaron las luces y aparecieron unos 200 músicos vestidos con los colores de la bandera venezolana que interpretaron un danzón. Violines por los aires, juegos malabares con clarinetes, danza de violonchelos y ritmos del Caribe en versión sinfónica.

El concierto tuvo lugar el pasado sábado a las ocho de la tarde en el Auditorio Príncipe Felipe. No hay duda de que los venezolanos fletaron, al menos, un vuelo charter para vitorear el galardón musical de su país, representado por el maestro José Antonio Abreu. Hasta el mismísimo ministro de Exteriores de Venezuela, Nicolás Maduro, gritaba ¡Bravo, bravo! y olvidaba el “por qué no te callas…”

El concierto tuvo lugar el pasado sábado a las ocho de la tarde en el Auditorio Príncipe Felipe. No hay duda de que los venezolanos fletaron, al menos, un vuelo charter para vitorear el galardón musical de su país, representado por el maestro José Antonio Abreu. Hasta el mismísimo ministro de Exteriores de Venezuela, Nicolás Maduro, gritaba ¡Bravo, bravo! y olvidaba el “por qué no te callas…”

La “boroña preñada” es una especie de pan panchón de maíz relleno de chorizo, lacón y tocino. Doña Letizia comió a dos carrillos después del prime time televisivo y se llevó un pedazo de boroña -envuelta en hoja de berza- para degustar en La Zarzuela. El agasajo continúo con una suculenta fabada y su compango, guiso de jabalí, tartaletas de bacalao, tortos con picadillo, embutidos de ciervo y tabla de quesos asturianos. Todo regado con sidra. El potente menú, sin mencionar los postres, tuvo lugar en la visita al “Pueblo ejemplar” que recayó en la localidad de Torazo, concejo de Cabranes. Pero los Premios Príncipe de Asturias dejaron muchas más anécdotas.