La transformación de Nicole Kidman

A Nicole Kidman no hay quien la conozca. Y no nos referimos sólo a su aspecto físico, sino a su relación con los medios de comunicación. En los últimos tiempos, la actriz ha pasado de ser una tumba ante los micrófonos a contar su vida de publicación en publicación explicando detalles cada vez más escabrosos. Muchos ya se preguntan qué le pasa a la bella australiana.

Durante su matrimonio con Tom Cruise, Nicole Kidman era una mujer más bien tímida, siempre al regazo de su marido, que apenas hablaba ni de su familia ni de sus hijos. Su divorcio sorpresa del protagonista de Misión Imposible fue el inicio de un camino de no retorno. La australiana se volcó en su trabajo y enlazó película con película sin tener tiempo casi para ver a los dos niños que adoptó con Cruise. Y así estaba hasta que se cruzó en su vida Keith Urban, un músico trasnochado.

Tras un breve noviazgo y una boda sencilla, llegó el embarazo. A falta de películas, Kidman parece que concede entrevistas casi a quien se lo pide. Así, en los últimos tiempos ha contado prácticamente de todo. En 2007, por ejemplo, confesó una entrevista dada a la revista Vanity Fair que había sufrido dos abortos durante su matrimonio con Tom Cruise, una revelación que tardó diez años en realizar.

Pero no se quedó ahí. Tras dar a luz, se han intensificado sus entrevistas. Así, sabemos que la estrella de Cold Mountain adora “limpiar y cocinar” porque le relaja totalmente, que “no sé coser” y que “soy bastante mediocre haciendo punto”. "Cuando no trabajo invierto toda mi fuerza en mi matrimonio”, por lo que, dice que “no soy de salir mucho". Pero más sorprendentes han sido sus últimas declaraciones. En ella habla sin tapujos de la adicción al alcohol de su marido y cómo lograron superar ese duro trance. Y también ha dicho que odia mirarse al espejo ¿Y qué será lo próximo?