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La duquesa y su enamorado, unidos por el AVE
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La duquesa y su enamorado, unidos por el AVE

Desde que volvió de su viaje de novios, la duquesa de Alba y su enamorado no se habían vuelto a ver. Y ha sido precisamente un

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La duquesa y su enamorado, unidos por el AVE

Desde que volvió de su viaje de novios, la duquesa de Alba y su enamorado no se habían vuelto a ver. Y ha sido precisamente un percance físico el que hizo que Alfonso Díez tomara el AVE Madrid-Sevilla para permanecer unas horas junto a la “Porcelana”, que así llama el funcionario a la aristócrata. No me explico cómo Cayetana, tan poco dada a las cursilerías, lo permite. En fin, serán cosas del amor. Aunque los que dicen conocer a Díez me aseguran que él nunca ha sido de carácter empalagoso. Y menos de colocar ese tipo de epítetos a las parejas  que ha tenido. Al menos cuando se movía con amigos también emparejados, y por lo tanto en la misma situación emocional. Lo de ahora tiene estupefactos a todos ellos.

 

Volviendo a la visita sevillana, sólo estuvo unas horas. Aunque podía haber tomado el primer tren que sale de Santa Justa y estar a su hora en el trabajo, prefirió volver a su casa madrileña y no dormir en Dueñas. No sé si la rápida vuelta tenía que ver con la llegada del primogénito Carlos, duque de Huescar, al palacio sevillano. A pesar de los rumores que circulaban asegurando que los hijos de Cayetana querían tener un tête a tête (un cara a cara) con el novio de su madre, nunca ha sido cierto. Ni tienen intención de entrevistarse con él, y muchos menos hacer pandi.

La situación sigue como estaba al principio. Además, parece que cada vez que alguien cercano a la duquesa lo critica y él se entera, va con el chisme a Cayetana. A veces incluso exagera viendo fantasmas donde no los hay y aderezando las historias a su manera. Cayetana se mosquea con la familia y, de esa forma, el enamorado tiene más libertad de movimiento. Según me cuentan, se llaman varias veces al día. Una manera de que el “fuego” amoroso se mantenga.

Por el momento, no creo que puedan compartir el mismo techo. En el palacio de Liria viven Carlos, Fernando y desde que se separó Cayetano. Ninguno de los tres tiene intención de conocer a Alfonso. En Sevilla sería más fácil, pero el funcionario ya no tiene más libranzas.

En cuanto a la tan traída y llevada soledad de la duquesa no es tal y como lo pinta (o cuenta) Díez. Cayetana tiene a sus hijos siempre que quiere o los necesita. La cuestión es que la mayoría de las veces prefiere hacer su vida y no depender de nadie. Lo que sí echa de menos son las visitas de los nietos, sobre todo de Tana, Amina y Luis, los hijos de Eugenia y de Cayetano.

Desde que volvió de su viaje de novios, la duquesa de Alba y su enamorado no se habían vuelto a ver. Y ha sido precisamente un percance físico el que hizo que Alfonso Díez tomara el AVE Madrid-Sevilla para permanecer unas horas junto a la “Porcelana”, que así llama el funcionario a la aristócrata. No me explico cómo Cayetana, tan poco dada a las cursilerías, lo permite. En fin, serán cosas del amor. Aunque los que dicen conocer a Díez me aseguran que él nunca ha sido de carácter empalagoso. Y menos de colocar ese tipo de epítetos a las parejas  que ha tenido. Al menos cuando se movía con amigos también emparejados, y por lo tanto en la misma situación emocional. Lo de ahora tiene estupefactos a todos ellos.