La Princesa de Asturias ya no toma sidra

La semana pasada, los Príncipes de Asturias inauguraron Fitur, la feria turística por excelencia que permite a los visitantes hacerse una idea de lo mejor que tienen cada país, región o comunidad autónoma en el caso de España. La oferta gastronómica es un punto importante y por eso todos los stands ofrecen lo más característico de su zona, desde las morcillas de Burgos, hasta el pan con tomate catalán, el mojo picón canario o la caipiriña brasileña.

En el caso del Principado de Asturias, a los visitantes se les ofrecía sidra embotellada y escanciada. Como era de esperar, la visita de la pareja real a ese espacio era casi cita obligada. De hecho, a la mansión de los Príncipes en Zarzuela algunos amigos la bautizaron en su día como “la Casa de Asturias”. Y la propia Letizia, cuando era periodista ejerciente, daba clases magistrales sobre las bondades de la comida de su tierra, incluida la sidra que el padre Jesús Ortiz “tira” en las fiestas familiares. Por eso más de uno se quedó de una pieza cuando al ofrecerle sidra la princesa no la quiso. Por tres veces dijo -demasiado seria para la ocasión- que no.

En cambio, el príncipe, simpático y cercano, bebió lo que le entregaban. Ante la negativa un tanto altiva de doña Letizia -según testigos presenciales- hubo versiones para todos los gustos. Desde los que opinaron que no era bueno beber en ayunas hasta los que imaginaron un posible embarazo, y de ahí el no probar la sidra.

Lo que sí quedó claro esa mañana fue que ha habido un cambio en la manera de actuar pública del príncipe. Antes él era distante y serio, y ahora quien se arroga ese papel parece ser la princesa. Al menos en el pabellón de su tierra.