El gafe de la estatua de Letizia

La historia se está convirtiendo en un largo y casi misterioso culebrón. ¿Qué ocurre con la estatua de doña Letizia? La figura en cera de la Princesa de Asturias no acaba de recibir el visto bueno para ser colocada en el lugar reservado a la Familia Real española en el Museo de Cera de Madrid. Y, para tranquilidad de malpensados, hemos confirmado que la Casa Real no ha influido para nada en el retraso.

 

Primero hubo que desechar una primera figura porque, según parece, no se ajustaba a los nuevos parámetros físicos de Letizia. Después, se tuvo que desembolsar un buen dinero para que la estatua la realizaran en Londres dos de los mejores escultores en cera del mundo, habituales colaboradores del prestigioso museo de Madame Thusaud.

 

Y cuando todo parecía listo para su “inauguración” madrileña, todavía están dilucidando la elección del vestuario que lucirá la clónica de nuestra futura reina. Porque, mientras unos se decantan por una blusa blanca y una falda negra, otros prefieren ponerle un traje de fiesta o un vestido de noche más colorista. Y en eso están todavía.

 

Para más inri, una de las personas que tenían que acudir al “estreno”, pieza imprescindible del personal del museo, cayó enferma. Hay quien habla, con mala uva, del “gafe de Letizia”. La princesa, evidentemente, no está al tanto del “peregrinar” de su doble, y a todos los que están en el meollo del asunto les gustaría que la esposa de don Felipe se acercara algún día a ver una figura que, según los que ya la han visto, ha quedado perfecta, incluyendo el tan comentado retoque nasal. Que sea pronto.