Sáenz de Santamaría: “Soy fuerte, muy fuerte, a mí no me ve llorar ni mi marido”

Hasta el momento nadie ha planteado que pasaría si el presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero llevara unos zapatos marrones con un traje negro, y si algún día le diese por plantarse unos de color rojo con un esmoquin, lo más probable esa excentricidad quedara para el anecdotario común. Sin embargo, las imágenes de distintas mujeres dedicadas al mundo de la política han suscitado los comentarios de uno y otro lado tras su aparición en diversas publicaciones.

Una de esas mujeres de la que se habló hasta la saciedad fue Soraya Sáenz de Santamaría. La portavoz del Partido Popular fue el objeto de los comentarios de muchos tras aparecer en una entrevista del diario El Mundo con unas fotografías que muchos criticaron, a otros agradaron y a otros muchos les dio igual. Volvió la polémica que había surgido tras el posado de las ministras socialistas para Vogue, pero a Soraya todo este revuelo le trae sin cuidado.

A la portavoz, a sus 37 años, este tipo de asuntos no le parecen de importancia, por ese motivo no sólo pasó por alto los comentarios de unos y otros hace un par de meses, sino que vuelve a demostrarlo ahora posando para otra publicación. Soraya Sáenz de Santamaría ejerce de modelo para Elle y habla sobre aquellas fotografías que suscitaron la polémica, no tanto por su contenido como por el hecho de que fuera ella, una figura política quien apareciera posando como una auténtica modelo.

Comenta en la entrevista concedida a Elle que cuando surgió todo el revuelo “no entendí nada”, algo que comparte con Carme Chacón otro rostro público cuyo atuendo durante la Pascua Militar fue más comentado que cualquiera de las medidas que su ministerio ha llevado a cabo durante lo que llevamos de legislatura. Quizá por eso, fue la ministra de Defensa la primera en enviarle un mensaje de solidaridad tras las críticas.

“Carme y yo llevamos ya mucha mili juntas” afirma la popular. Cuenta que ambas “nos preguntamos por qué con los problemas importantes que hay en este país nuestra imagen focaliza la atención pública”. Quizá por eso ella ha vuelto a posar y a pasar por encima de todos los comentarios negativos, aunque es algo a lo que parece estar acostumbrada y que no le molesta, ya que confiesa que le gusta hacer el papel de mala en el Congreso, “me sale natural, me gusta ese papel”, una interpretación inspirada en las malas de los cuentos “que tienen a la vez ese punto de ternura y sufrimiento”.

Aunque ella no se define, precisamente, como una sufridora. Dice de sí misma que es “fuerte, muy fuerte” tanto es así que asegura que “a mí no me ve llorar ni mi marido”. Su marido, aquel que, si recuerdan, tenía “una retranca bárbara” -Soraya dixit- también es un experto amo de casa con el que la portavoz popular asegura que ha tenido mucha suerte, tanta que “no me la creo”.

Su esposo “no sólo pasa el aspirador y friega más que yo, sino que es el que lleva la casa”, comenta esta mujer, que se desembaraza de la imagen de delicada. “Hay quien piensa que si eres mujer, joven y mides 1,50 eres más vulnerable porque eres más pequeña”, una sensación que percibió también “cuando me nombraron portavoz”.

Para romper ese vínculo de la imagen con la valía de la mujer, Soraya, al igual que cientos de mujeres y hombres, ha firmado un manifiesto en pos de la igualdad de la imagen de la mujer, algo que comenta, “cree que ha conseguido unirnos en un frente común y nos ha llevado a reflexionar sobre algo que la sociedad aún no ha resuelto”. Mientras se resuelve, ella firma y vuelve a ponerse frente a la cámara para una revista de moda. Porque su imagen nada tiene que ver con su labor en el Partido Popular.