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¿Quiénes mantienen la Milla de Oro madrileña?
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¿Quiénes mantienen la Milla de Oro madrileña?

La convocatoria de Rossy de Palma para presentar sus abanicos solidarios avalados por Vuitton, la firma de lujo que entusiasma a los raperos estadounidenses -Kanye West,

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¿Quiénes mantienen la Milla de Oro madrileña?

La convocatoria de Rossy de Palma para presentar sus abanicos solidarios avalados por Vuitton, la firma de lujo que entusiasma a los raperos estadounidenses -Kanye West, Pharrell Williams- resultó sorprendente en estos tiempos de crisis donde ya nadie organiza concentraciones sociales. Y si lo hacen es con copa de vino español y taquitos de queso y virutas de jamón.

Rossy y sus anfitriones -Carlos Delso, Bolola Lana, Rocío Galante- en cambio lo hicieron a lo grande con champán (a demanda), blinis de caviar y salmón, más alegrías asiáticas. Es curioso como en estos lugares quien más persigue a los camareros no es la prensa, sino algunos personajes que forman parte de las firstlisting. Aunque lo principal de la reunión fue ver cómo los amigos de la anfitriona/diseñadora respondieron a su llamada. Desde Bibiana Fernández, alta, guapa y divertida, hasta Manuel Banderas pasando por Mario Vaquerizo, Loles León, Carmen Valiño, Teñu Hohenlohe, que prepara un libro de viajes ilustrado con sus fotografías; Mariola Orellana y Beatriz de Orleáns, entre otros muchos. (Ver álbum)

Desde que dejó Dior, la principesa, como se la conoce en los ambientes más domésticos, se encarga de la comunicación de un centro macrobiótico -El Wellness Clinic Sha- de estética y belleza en Alicante, que está revolucionando el concepto de salud. Por allí ya han pasado estrellas internacionales y alguna majestad coronada. A diferencia de otras damas, que niegan tratamientos de botox a pesar de tener la cara más planchada que una blusa de Paloma Cuevas, Beatriz explicó que cuando no se ve bien en una foto pide cita con el Doctor Sierra, uno de los mejores especialistas en estética.

Esa noche hubo dos frases gloriosas. La primera, la de la princesa de Orleáns: “quienes no reconocen los años que tiene o los retoques que se hacen es porque no están bien consigo mismas”. Seguro que si Preysler hubiera estado presente se habría escondido en uno de los baúles Vuitton. La reina de Porcelanosa es de las que airean que en la vida se han recompuesto.

Y la otra frase diez salió de la garganta de Carmen Lomana. Para quién no esté al tanto de la filiación de esta dama es de las pocas VIP’ss -junto con Cuqui Fierro- que nunca va de prestado. Ni joyas, ni ropa, ni nada de nada. Hasta el coche (un Jaguar) es de su propiedad y no alquilado. Y el chófer está en nómina y no por horas. Lomana, que ya tiene su club de fans en Facebook, comentó mientras su vista abarcaba los estantes y mostradores de la tienda: “En realidad, somos tres las que mantenemos esto”. Y se refería por supuesto a las tiendas de megalujo de la Milla de Oro del barrio de Salamanca.

Efectivamente y como me confirmarían después, nacionales que gasten su dinero son relativamente pocas. La mayoría son señoras de, novias de, amantes de… o extranjeras. Por eso el lomanismo se está convirtiendo en un aprendizaje en el sentido de ser titular y no “autorizado” de la cuenta corriente. Se echó de menos a Jaime de Marichalar, consejero del imperio LVMH y amigo personal del todopoderoso dueño Arnault. Parece que prefiere frecuentar reuniones privadas más que las públicas, aunque estas sean de carácter solidario como la de Rossy de Palma. La idea de la multidisciplinar artista, que lo mismo actúa, que cose, que diseña gafas de noche, que accesorios, es venderlos a un precio de 370 euros. El dinero de la venta irá totalmente a OrphanAid Africa, (www.oafrica.org). Y el día 3 de junio, también en la tienda madrileña de Vuitton, habrá una subasta de un abanico único. Se trata de una joya realizada en ébano, plumas de gallo y piedras preciosas, creada por la actriz que para esa convocatoria quiere traerse a sus amigos millonarios internacionales, Gaultier entre ellos.

La convocatoria de Rossy de Palma para presentar sus abanicos solidarios avalados por Vuitton, la firma de lujo que entusiasma a los raperos estadounidenses -Kanye West, Pharrell Williams- resultó sorprendente en estos tiempos de crisis donde ya nadie organiza concentraciones sociales. Y si lo hacen es con copa de vino español y taquitos de queso y virutas de jamón.