Renee Zellweger no habla de hombres

Renee Zellweger ha hecho un pacto de silencio. La actriz, a sus 40 años, ha decidido no volver a hablar de su vida sentimental. Tampoco es que hubiera dado grandes discursos sobre sus sentimientos. Sin embargo, ahora quiere ser todavía más discreta. Así lo confiesa en el último número de la revista Glamour, donde posa como representante de las ’50 mujeres más glamourosas del mundo’.

 

La actriz, siempre con mala suerte en el amor, ha confesado que no está interesada en hablar sobre su vida amorosa ni contar si está saliendo con alguien o no. “No. Es estúpido. Esto no lleva a ningún sitio bueno”, ha dicho. “Yo dejo que todo el mundo en los medios haga eso por mí”, ha añadido sin desvelar si su corazón está ocupado en estos momentos. Sin embargo, al final acaba confesando que está soltera aunque no le importaría encontrar a su media naranja.

 

Zellweger no entiende por qué los medios se apresuran en decir que las mujeres solteras y con éxito son infelices. “No lo sé. ¿Es una desviación de las expectativas sociales? Su éxito se merece todos los respetos, así que no entiendo por qué los hombres no las encuentran atractivas”, añade.

 

La protagonista de El diario de Bridget Jones tiene clara una tipología de hombre. “Me atrae la inteligencia, la creatividad y la pasión, aunque no sea de un modo romántico”, dice. “Quiero aprender de alguien que esté lleno de información, claro y divertido. Alguien que encuentre la inspiración en lo que otra gente consigue”, dice. Vamos, que el listón para enamorar a Zellweger está sumamente alto. Necesita una especie de diccionario o enciclopedia.

 

La actriz ha tenido varios novios conocidos, aunque ninguno ha sido el definitivo. En 1999, cuando todavía no era una gran estrella, mantuvo una relación de más de un año con Jim Carrey. No se le conoció otro novio hasta que la relacionaron con George Clooney en 2003. Ella siempre lo negó. Al poco, conoció al cante de los White Stripes al que estuvo unida año y medio. En 2005 se casó por sorpresa con el músico country Kenny Chesney en una paradisiaca isla. La alegría le duró poco. Cuatro meses después pidió la anulación por fraude. No se le conocen más hombres.