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Los puntos sobre las íes en la vida del Rey
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Los puntos sobre las íes en la vida del Rey

Unos personajes: la Familia Real. Un título: ‘Una monarquía protegida por la censura’. Un polémico firmante: Iñaki Anasagasti. Son los tres elementos que han hecho temblar los

Foto: Los puntos sobre las íes en la vida del Rey
Los puntos sobre las íes en la vida del Rey

Unos personajes: la Familia Real. Un título: ‘Una monarquía protegida por la censura’. Un polémico firmante: Iñaki Anasagasti. Son los tres elementos que han hecho temblar los suelos de La Zarzuela.

En 2003, la relación entre el parlamentario peneuvista y el Rey de España dejó de ser tan cordial como lo había sido hasta entonces. La ‘culpa’ la tuvo la real posición del monarca con respecto a la guerra de Iraq. Anasagasti, convencido de que España no debía apoyarla y viendo que el Rey, a quien corresponde declarar la guerra y hacer la paz, no hacía nada para evitarlo -“como militar, me gusta la guerra”, le dijo el monarca-, le espetó a Juan Carlos que por qué no se iba él o mandaba a su hijo.

Defraudado con la Casa Real, como ya ha demostrado sin pudor en su blog, hoy, seis años después el político presenta un libro que no ha debido sentar nada bien a Su Majestad.

Con el cargador a punto, y aunque centrado en el Rey, el libro dispara contra todos los miembros de la Familia Real. De él cuenta que “está desnudo”, que “su legitimidad de origen no es democrática”, que “su vida privada no es nada ejemplar” y que “sus gastos y relaciones con amigos comisionistas son impropios”, además de apuntar que “su falta de responsabilidad ante el delito es algo único en Europa”. “Se le trata como a un semidios protegido por una mordaza puesta a la prensa, que sólo conoce una situación parecida en Tailandia”.

Argumenta Anasagasti la existencia de una censura real en torno al monarca en tanto a que “no se le pregunta por sus cacerías, sus dispendios, sus amistades peligrosas, sus negocios con Javier de la Rosa, Mario Conde, Ruiz-Mateos, Manuel Prado y demás comisionistas, sus aventuras extramatrimoniales, sus extrañas desapariciones y sus larguísimas vacaciones”. Y desvela algún que otro comentario de don Juan Carlos que le deja en muy mal lugar, como el que le hizo el día que Anasagasti rechazó fumarse un puro suyo, pero le dijo que se lo llevaría a Arzallus. “Si es para él, le meto un bomba”, contestó el Rey, que al ver las caras de los presentes, apostilló que se trataba de una broma.

Dice de el Rey, al que llamó “vago” en uno de sus post dando paso a una polémica que coincidió en el tiempo con el secuestro de El Jueves, que ni arbitra ni modera, que es un espectador pasivo que actúa como si la cosa no fuera con él y que “cuando un día intervino por su cuenta e improvisó, la organizó parda con el '¿por qué no te callas?'”.

Hay más para don Juan Carlos, de quien recuerda que quiso ser jinete pero se quedó en regatista porque Franco frustró su gran pasión por la hípica. Anasagasti critica sus “desapariciones sin que nadie lo sepa” y sus “magníficas vacaciones en Mallorca, tras haber aceptado el regalo hecho por unos empresarios de un yate que lleva el dudoso nombre de Bribón, mientras su familia se pasea en el Fortuna, nombres los dos que se las traen”.

La familia

Amén de criticar al Rey por diferentes episodios más, osos incluidos, en el reparto del pastel de reflexiones entra la familia, la real. Del Príncipe de Asturias critica que no fuera capaz de agradecer el regalo que la Mesa del Senado le hizo con motivo de su boda con Letizia Ortiz. Felipe, que recibió como presente un óleo de la pintora M. P. Herrero, se limitó a ‘ordenar’ a Alberto Aza, jefe de prensa de la Casa Real, que enviara una carta por él. A él le recuerda que “el juancarlismo no se hereda” y, además de criticar que será rey en el futuro por una discriminatoria ley del derecho de sucesión, pone en cuestión el modus operandi de la Fundación Príncipe de Asturias: “el montaje acrítico de unos premios alimentados con dinero público -12.000.000 de euros entre 2006 y 2008- concebidos en función del propio Felipe, en lugar de apostar por nuevos valores o ser más equilibrados en su acepción”.

También hay para la “antigua colaboradora del nefasto manipulador informativo, Urdaci”, Letizia Ortiz, ésa que tan “poca simpatía despierta” y a la que “en los pasillos de RTVE llamaban Letizia ‘la ficticia’”. De ella recuerda que en los estudios de CNN Plus en Torre Picasso, cuando el canal de noticias acababa de ponerse en marcha, “se quejó -lo hacía a menudo- del exceso de informaciones políticas. Prefería los temas sociales. ‘¿Qué tenemos? ¿Más política, más País Vasco y más principito?’. Otras veces se refería al Príncipe de Asturias como Felipito...”, recoge Anasagasti en su libro.

De doña Sofía, que “es la esposa del Rey, no estrictamente una Reina”, dice que “en su entorno debe haber gentes significativas del Opus Dei, porque cayó en una trampa para aficionados y se sometió al tercer grado de Pilar Urbano”, la misma que cuando le entrevistó a él, le ofreció una copa de alcohol “buscando que tuviera la lengua suelta”.

De la infanta Elena trae a colación el regalo que le hizo a Marichalar el día de su ostentosa boda: un reloj de oro y acero valorado en 1.200.000 pesetas “que quizá usted y yo pagamos con nuestros impuestos” con un ‘para Jaime de tu osita Elena’ grabado, cuyo mensaje duró lo que tardó en llegar el ‘cese temporal de la convivencia’, “un eufemismo propio del No-Do”.

Del todavía duque de Lugo apunta que “pasó de ser un asalariado más que vivía en un modesto piso de París durante su noviazgo, a ser consejero de siete multinacionales con un triplex en plena milla de oro madrileña”, subraya su pasión por “la moda y la buena vida” y recuerda su metedura de pata del día que nació Froilán, “al que deben llamar Pipe”. “El hombre, nervioso, dijo que ‘el pobre se parece a su madre’”.

Como colofón, de la infanta Cristina y Urdangarín cuenta que, con 2.200 metros cuadrados y a razón de siete millones de euros, la suya es la casa más grande de los tres hijos de los reyes y que el antes jugador de balonmano recibió 100.000 euros de dinero público del gobierno balear para montar un gabinete de prensa del foro de turismo y deporte de Palma, tras incorporarse a la Fundación del Barça, entre otras cuestiones.

Para terminar, Anasagasti señala que “no son serios. Son como una serie de ‘Los Simpsons’ pagada por el contribuyente”, en la que el cabeza de familia, en tiempos de crisis, se subió el salario a los 3.000.000 de euros y cuyo hijo no pensaba en la recesión sino en buscar nuevo barco, tras haber hundido en Valencia el CAM, estrenado un año antes y valorado en dos millones de euros. Aunque figura como “la institución más valorada según encuestas manipuladas del CIS”, “es una monarquía lejana, poco útil y odiosa”. “Pero como son fotogénicos, ¡qué majos son!”. Anasagasti dixit.

Unos personajes: la Familia Real. Un título: ‘Una monarquía protegida por la censura’. Un polémico firmante: Iñaki Anasagasti. Son los tres elementos que han hecho temblar los suelos de La Zarzuela.