El Rey vuelve a sus orígenes militares

El próximo 8 de julio la Academia Militar de Zaragoza se vestirá de gala para la entrega de despachos a los profesionales del Ejército de Tierra que han conseguido ascender dentro del escalafón marcial. Será en la propia Academia Militar de la capital aragonesa donde el Rey Juan Carlos presidirá el acto. El monarca volverá de esta forma a la tierra en la que vivió dos años cuando era uno de los cadetes.

Aunque el Rey nació en Roma, el dictador Francisco Franco y su padre, don Juan, Conde de Barcelona, decidieron tras una reunión que tuvo lugar en 1948 que el futuro Rey Juan Carlos debía estudiar en España. Así, tras estudiar bachillerato en Madrid, el entonces Príncipe se trasladó a Zaragoza para iniciar su carrera militar. En la Academia, a la que acudirá dentro de unas semanas, vivió desde 1955 hasta 1957 instruyéndose en las labores del Ejército de Tierra.

Tras ese periodo se fue a la Escuela Naval de Marín en Pontevedra y finalizaría su instrucción militar en la Academia General del Aire de San Javier. A buen seguro el Rey recordará con esta visita a Zaragoza su época de soldado, cuando estaba preparándose para llegar a ser algún día jefe de los tres ejércitos.

Una época de recuerdos agridulces

Cuenta Pilar Eyre en su obra Secretos y mentiras de la Familia Real que al ingreso de don Juan Carlos en la academia Militar de Zaragoza, a finales de 1957, acudió su hermana Pilar desde Lisboa, portando una carta de su padre. Juan Carlos volvería a reunirse con su familia unos meses después, durante la Navidad de 1956. No sospechaban que aquellas fiestas serían las últimas que la familia pasaría al completo en Villa Giralda, la residencia de Estoril. Juan Carlos, fue en ese momento, según cuenta Eyre, el centro de todas las miradas aquel 25 de diciembre con su traje de cadete.

Unos meses después, durante las vacaciones de Semana Santa, tendría lugar el fatídico accidente que costaría la vida al pequeño Alfonso, el hermano menor del rey. El disparo accidental de un revólver mientras Juan Carlos y Alfonso jugaban en el desván de la casa de Estoril, en abril de 1956, causó la muerte del menor de los hermanos.

Tras aquel duro trance, el monarca volvió a la Academia, según los cronistas de la época como un cadete más. Pero, según lo publicado por Pilar Eyre, la realidad no sería exactamente como la contaron entonces. “Para empezar tiene una habitación particular, pequeña y austera, sí, pero en un cuartel donde una de las máximas es la vida comunitaria, representa un lujo inigualable y una distinción importante respecto a sus compañeros” dice en su obra.

Asimismo cuenta que el Rey, durante su instrucción, pasaba los fines de semana en el Grand Hotel. Allí era donde conversaba con su preceptor, el duque de Torre. Sus amigos de la época marcial recuerdan al monarca como una persona “excepcional, natural y bromista”. Sin embargo, los más atrevidos contestan a las preguntas de Eyre con un “nunca pudimos olvidar quien era”.

Quienes nunca podrán olvidar quién presidió su entrega de despachos serán los militares que el día 8 de julio esperan la presencia del Rey en un acto oficial que volverá a poner a Don Juan Carlos en la academia en la que él mismo se formó.