Sólo las guapas juegan en la Central de Wimbledon

Hoy domingo se juega la final del torneo más importante del circuito tenístico. La hierba de Wimbledon ha llegado este año sin la presencia de Rafa Nadal y con más polémica que en otras ocasiones, especialmente por un descubrimiento que ha dejado perplejo a más de uno: en Wimbledon se establece el orden de juego de las tenistas según su belleza, no según su ranking.

Mientras en el cuadro masculino ser el número uno del mundo garantiza poder jugar en las pistas centrales de Wimbledon, en el cuadro femenino, si no se es guapa, por muy alto que se esté en el ranking  se tendrá que conformar con jugar en canchas 'de segunda', adonde va mucho menos público. Lo mejor de todo es que ésto ni siquiera son sospechas, la organización reconoce que no se trata de una casualidad, sino de algo completamente premeditado, porque la presencia de mujeres guapas en las pistas centrales sube la audiencia.

Así, Svetlana Kuznetosva, número cinco del mundo y para su desgracia no muy agraciada, aunque es la reciente campeona de Roland Garros, fue la primera en quejarse tras ser ubicada en una pista exterior. “No es sólo por mí”, protestó la tenista antes de ser eliminada de Wimbledon. “Dinara ha jugado en la 2, Venus en la pista 1… y otras, con un ranking mucho menor, lo hacen en la Central”.

Esas 'otras' son, por ejemplo, María Sharapova (número 60 del mundo y últimamente más modelo que tenista), Maria Kirilenko (59), Gisela Dulko (45), Soriana Cirstea (27) o Caroline Wozniacki (9). ¿Y, por qué? Pues simplemente porque son guapas y finas. ¿Qué ha sido de las grandes épocas de Conchita, Navratilova o Steffi Graf? ¿Cómo se ha pasado de eso al efecto Kournikova, que nunca ganó un torneo en su vida y es casi seguro una de las tenistas más famosas de la historia?  Son deportistas profesionales, no modelos. Para ganar un partido no les hace falta tener unas largas piernas o una bonita melena. Esto da pena… ¿Jugarán las Williams, que no ocupan pole position en las listas de bellezones, en la Central en esta final dominical? Algunos han llegado a pagar treinta y tres mil dólares por verlo, publica The Times, y puede que hasta la mismísima reina Isabel se siente, tres décadas después, a presidir el palco.