Lagunas familiares en la biografía familiar de Tita Cervera

Las memorias de Tita Cervera en ¡Hola! están dando que hablar en televisión, Internet, en las revistas de entretenimiento, y cómo no, en algunos círculos sociales que conocen de primera mano la vida y milagros de la hoy baronesa, cuando simplemente era la alegre Tita. La desmemoria ha llegado a tal punto de dar titulación universitaria al padre y hermano fallecido. Y no sólo estas singularidades, sino muchas más como se ha visto a través de las informaciones publicadas en Vanitatis.

Otra de los matices literarios que ha sorprendido a los noveles seguidores de la vida de la señora baronesa ha sido la ausencia parcial o total de algunos miembros estelares que la rodean en la actualidad. Mientras que a Borja le dedica varios párrafos cuando se trata de hablar del nacimiento e infancia, la “madurez” del muchacho queda totalmente desdibujada en el último capítulo. Son numerosas las fotografías en las que el hijo de la baronesa -y de Manolo Segura, según ha afirmado Tita- aparece en los relatos de ¡Hola!. A saber; en Roma con el papa Juan Pablo II en su bautizo en Nueva York dando un beso a Heini Thyssen o en Shangai tras la inauguración de una exposición.

Tita habla tan sólo del embarazo y la infancia de su hijo. Cuenta que “el día más feliz de mi vida fue aquel en que me dijeron que estaba embarazada. Tenía un retraso. Mi madre me acompañó al ginecólogo y al darnos la noticia, terminamos las dos abrazadas y llorando de alegría. Aquello -cada día estoy más segura de ello- fue un regalo del cielo”.

Comenta que, incluso, comenzó a escribirle cartas a su hijo durante el embarazo que aún conserva. Así mismo cuenta que fue un niño buscado. Tan deseado como las gemelas Carmen y Sabina, cuyo nacimiento fue meditado. Del noviazgo y posterior matrimonio con Blanca, cero patatero. Blanca es una especie de protagonistas de Los otros sin entidad ni presencia. Con el nieto Sacha es más benévola. Le dedica dos líneas.

A pesar de los aparentes acercamientos casi siempre con testimonio gráfico exclusivo, de los paseos por Málaga en Semana Santa y de las fiestas infantiles, parece que la nuera Blanca no forma parte de ese universo que rodea a la viuda de Thyssen. Si en las últimas declaraciones, previas a las memorias, aseguraba que las relaciones entre ellos era algo así como la armonía entre el 'padre, el hijo y el Espíritu Santo', en sus reflexiones vitales de última hornada no hay ni rastro.

Como decíamos más arriba, Sacha sí aparece al final del relato de ¡Hola!: “Quiero añadir que también me ha llenado de felicidad el nacimiento de Sacha, hijo de Borja. Para él buscaré lo mejor también”. Además de a su querido nieto, afirma que se afana y se afanará por darle a sus hijos -Borja y las gemelas Sabina y Carmen- lo mejor. Aunque después de la emisión del programa DEC del último sábado el desconcierto y la incredulidad van casi a la par.