Luis Miguel se lleva a Francia a Genoveva

Luis Miguel y Genoveva continúan con su historia de amor o de amistad. Dependiendo de quién cuente esta película resulta más o menos creíble. Unos aseguran que hace cuatro meses el cantante de la dentadura blanco nuclear se paseaba por París con una joven morena que ni era la nuera de la duquesa ni tampoco Araceli Arámbula que a día de hoy, y salvo próxima exclusiva, sigue siendo su mujer. 

Algunos de los invitados que acudieron a la boda tinerfeña de Fiona y Jaime Polanco, que coincidieron con ellos, comentaban con cierto desconcierto lo poco cariñosos que se les veía. Al menos públicamente. De hecho los dos se alojaron en el mismo hotel, aunque en alas distintas.

 

Luis Miguel no asistió a la fiesta nupcial. Parece que eligió ser invisible y, de esa forma, no quitar protagonismo a los novios. Y, además de su opción personal, el caso fue que no estaba invitado.

 

No habría habido problema en ser uno más de los quinientos amigos, pero prefirió no ir de ‘colón’. Por su parte, Genoveva se llevó a los mellizos. Los niños pasaban parte de la jornada, felices en la zona infantil disfrutando de los juegos de los animadores. No hacía falta que mamá estuviera pendiente de ellos. De hecho el lunes volvieron por separado.

 

Los nietos de la duquesa de Alba, Luis y Amina, viajaron en vuelo regular directos a Madrid con la cuidadora mientras Genoveva lo hizo en el avión privado de su amigo/amante/novio (ya saben que hay versiones para todo) con destino a la república de Sarkozy.  

 

El lunes toreaba en Mont de Marsan (Francia) Enrique Ponce y los amigos, junto a Paloma Cuevas, quisieron disfrutar de una tarde taurina en la que el diestro abrió la puerta grande de la plaza. Por cierto, en Tenerife el cuarteto también compartió restaurante fuera del recinto del hotel nupcial.