A vueltas con el divorcio de Lydia Bosch

El auto de medidas cautelares previo a la petición de divorcio, lo recibieron Lydia y su ex marido el pasado 16 de junio. Al no existir posibilidad de recurso, la demanda la debía presentar la actriz en treinta días a partir del acuse de recibo de esas diligencias.

Una medida que hasta septiembre no tiene consecuencia definitiva, ya que el mes de agosto se coloca en los juzgados el cartel de 'cerrado por vacaciones'. A la vuelta del verano la ex pareja deberá enfrentarse de nuevo a dos sentencias. Una, y quizá la que más repercusión mediática ha despertado, tiene que ver con el sobreseimiento de la denuncia por abusos sexuales interpuesta por Bosch y que declaró inocente al ex marido.

La actriz recurrió el auto en el plazo previsto, pero tendrá que esperar hasta septiembre la resolución definitiva. En el caso del divorcio tardará algo más, ya que en estos momentos las dos partes se están dedicando a inventariar los bienes. Alberto y Lydia, que se casaron con separación de bienes, tienen, sin embargo, sociedades comunes. Algunas de ellas al cincuenta por ciento, y otras con participación variable. Y todo esto hay que repartirlo.

Mientras se trate sólo de dinero en efectivo, acciones e inversiones es más fácil de solventar porque hay poco espacio para la interpretación. El problema lo tiene la ex pareja con los bienes inmuebles. Es decir, con los pisos y el chalet familiar, donde la valoración de cada uno no coincide. De ahí que la defensa de Alberto Martín haya pedido tasaciones oficiales para después llegar a un reparto equitativo de los bienes.

Aparte de las cuestiones crematísticas, tampoco se ha llegado a un acuerdo para que Lydia dejara que sus hijos asistieran el 26 de agosto a la fiesta familiar que los padres de Alberto Martín han organizado en Ibiza con motivo de sus Bodas de oro. El mes de julio los mellizos lo han pasado con su padre y con los dos hermanos mayores. Primero en Ibiza y después en Tenerife, en el mismo hotel donde Fiona Ferrer y Jaime Polanco celebraron su boda.

Los niños, que viven al margen del docudrama en que se ha convertido la separación de la supuesta pareja idílica, hablan todos los días con su madre a través de la llamada telefónica que gestiona el padre. El entorno del arquitecto se pregunta si cuando estén con la actriz sucederá lo mismo. Por su parte, Lydia Bosch sigue con su vida habitual, compartiendo fines de semana con su familia y amigos.