Es noticia
Menú
Los helicópteros de Alcocer y Gamazo
  1. Noticias
NOTICIAS

Los helicópteros de Alcocer y Gamazo

El coche de lujo conducido por el chófer -mecánico dicen ellos-, uniformado hasta las cejas en plan Paseando a Miss Daisy, ya no se lleva. Mejor

Foto: Los helicópteros de Alcocer y Gamazo
Los helicópteros de Alcocer y Gamazo

El coche de lujo conducido por el chófer -mecánico dicen ellos-, uniformado hasta las cejas en plan Paseando a Miss Daisy, ya no se lleva. Mejor dicho, sí sirve, pero no a determinados niveles donde el personal se desplaza por el aire. No estoy hablando de hombres pájaro, ni paracaidistas, ni pilotos de Ala Delta, sino de ciertos ricos a los que no les gustan las aglomeraciones en las carreteras, aunque ellos vayan en la parte trasera disfrutando del paisaje o echando una cabezadita.

Como en esos casos y, salvo que uno sea Ministro en horario laboral, -la honradez marca la pauta para el tiempo libre- rey, reina o heredero que no hacen cola, el resto sufre los atascos se llamen Botín o Merino. De hecho los dos, como otros empresarios, tienen avión privado que utilizan para largos recorridos.

El caso es que a veces sirve para poco, porque no hay aeropuerto cerca y, por lo tanto, uno está sin posibilidad de evitar caravanas, ,con lo cual se consigue el efecto contrario. Algo así como “hacer un pan como unas tortas”. Por eso y como no es cuestión de dinero, buscan alternativas. ¿Y saben cuál es la última? Utilizar helicóptero.

Y así lo hicieron Alberto Alcocer y su mujer Margarita Hernández por un lado, y Ana Gamazo por otro. No compartieron aparato, pero si la afición por el arte de José Tomás, que esa tarde toreaba en Huelva. Disfrutaron de sus faenas y cuando terminó la corrida, de vuelta a casa… Por supuesto en helicóptero.

El coche de lujo conducido por el chófer -mecánico dicen ellos-, uniformado hasta las cejas en plan Paseando a Miss Daisy, ya no se lleva. Mejor dicho, sí sirve, pero no a determinados niveles donde el personal se desplaza por el aire. No estoy hablando de hombres pájaro, ni paracaidistas, ni pilotos de Ala Delta, sino de ciertos ricos a los que no les gustan las aglomeraciones en las carreteras, aunque ellos vayan en la parte trasera disfrutando del paisaje o echando una cabezadita.