Belén Esteban, la Liz Taylor de San Blas

Belén Esteban y Fran son como los protagonistas de la copla anónima que después recreó Rafael de León. No recitan los versos “ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio. Contigo porque me matas, sin ti porque me muero”, pero los interpretan.

Desde que se casaron en junio del 2008 las separaciones y “arrejuntamientos” han sido el pan de cada día. Se enfadaban y Fran tomaba las de Villadiego, que en este caso era la casa de sus padres. Al día siguiente, declaraciones de una compungida Belén, que anunciaba urbi et orbe que su marido era el hombre de su vida. El camarero volvía al hogar y vuelta a empezar.

Así durante un año y medio, donde las idas y venidas de Fran y sus maletas componían el cuadro familiar. En una de las despedidas, la reina de San Blas aseguró que tenía intención de solicitar el divorcio. Todo se quedó en anuncio verbal. Pero hace un mes las cosas cambiaron. Bronca gorda con repercusión mediática, directos televisivos desde el Rascacielos -el bar de  Fran-, tertulias y reportajes sobre la situación.

Esta vez la cosa iba en serio, porque Belén presentó una demanda de mutuo acuerdo. El divorcio estaba en puertas. Pero ocurrió como en veces anteriores. La mamá de Andreíta volvió a darse cuenta que era el hombre de su vida y Fran, tres cuartos de lo mismo; que ella era la mujer de sus sueños. Se retiró el “divorcio”, como dice Belén y vuelta a empezar. Y no es la primera ni la última pareja que se echan atrás. Richar Burton y Elisabeth Taylor se separaron en muchas ocasiones: se divorciaron y se casaron hasta tres veces. Si ellos lo superaron, ¿por qué no Fran y Belén, que pueden llegar a ser los Burton&Taylor de San Blas?

Para corroborarlo, Fran llamó a 'Sálvame' (Telecinco), el programa de su mujer, y le dedicó su versión de 'Veinte poemas de amor y una canción desesperada' de Neruda. En este caso en forma de diálogo:

- Belén, ¿cómo estás? Sabes que te quiero muchísimo. Eres la mejor persona que he conocido. No sé qué decir. Estoy súper cortado.
 

- No hables de los defectos. Los dos tenemos mucho temperamento.

- Belén, eres la mujer de mi vida.

- Ya lo sabía.

- Tendremos un hijo.

- El niño vendrá, no te preocupes. Te quiero un montón. Cuando estamos separados lo pasamos mal.