Borja Thyssen tiene que ponerse a trabajar

Este detalle laboral, que podría ser una obviedad, dado que Borja Thyssen tiene 28 años y, por lo tanto, edad suficiente para estar cobrando ya un par de trienios, es una de las “condiciones” necesarias para mejorar su imagen. 

Hasta ahora y a pesar de algunas afirmaciones de su madre, en las que aseguraba que tenía una buena preparación académica e incluso que habría obtenido una licenciatura en administración de empresas por una universidad privada con sede en Suiza, la realidad nada tiene que ver con esas declaraciones. Tampoco es comandante de helicópteros, como aseguró mamá/baronesa en su última exclusiva.

Durante estos últimos años la pareja B&B (Borja y Blanca) se han dedicado a vivir la vida y así lo han mostrado públicamente. Y es precisamente esta imagen la que ahora pretenden cambiar. A través del despacho de abogados que lleva sus asuntos en Madrid contactaron con una empresa de comunicación cuya clientela nada tienen que ver con personajes de este tipo y sí con el mundo empresarial, político y de productos comerciales, entre los que se encuentran importantes bodegas.

El jueves pasado, tras la entrevista demoledora de Borja, donde acusaba a su madre de no hacerle partícipe de su herencia y sus bienes, tuvieron el primer encuentro con las dueñas y directoras de dicha empresa. Aunque a día de hoy el contrato aún no está cerrado, ese primer encuentro ha servido para que las partes expongan sus directrices. Sobre todo, la agencia contratada, que tiene que sopesar los pros y los contras de este proyecto, a simple vista bastante complicado.

No hay que olvidar que la pareja ha expuesto su vida más privada en la almoneda mediática tasando esa intimidad a precios desorbitados. La pareja no tiene buena imagen y de ahí que la labor no sea complicada pero sí trabajosa. Como con cualquier otro producto comercial que hay que vender, en este caso es necesario establecer una hoja de ruta. Entre los primeros puntos del acuerdo figuraría una recomendación/obligación: aparerer lo menos posible y en el caso de que sea necesario, que lo sea por cuestiones profesionales. Es decir; que se hable de Borja, por ejemplo, porque está trabajando y no porque sus espermatozoides sean vagos.

En este sentido, la persona que se encargaría de su cambio de imagen confirma a Vanitatis: “Queremos que se vislumbre otra vertiente de él y a ser posible que su presencia en los medios sea mínima. Hay que trabajar en el proyecto pero estamos convencidos de que cuando se les conozca de verdad la gente opinará otra cosa de ellos. Borja es un chico estupendo, muy agradable y nada tiene que ver con esa apariencia de niño malcriado que ofrece”.

Aunque no lo quieren confirmar, lo ideal para que este cambio de imagen diera resultado sería que se marcharan un año fuera de España. Puede ser que esta alternativa sea la perfecta, pero deberían estar de acuerdo los protagonistas de la historia. Desde la agencia explican que “para nosotras lo más importantes es que los clientes confíen en nosotros y que nos dejen manos libres para aplicar nuestro proyecto profesional. Y Borja Thyssen está dispuesto a hacerlo”.

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