María Pineda reaparece en la noche madrileña

Su salud le ha echado un pulso. Y ella se lo ha tomado con “mucha energía”. Como debe ser. Y más si eres María Pineda y cuentas con el apoyo de tus amigos, que más que una larga lista de teléfonos, son un activo en tu vida. Ella sigue con su incansable lucha contra el cáncer de pulmón que le diagnosticaron a principios de año y se prodiga en muy pocas ocasiones en público.

Todo el mundo se quedó esperándola en la presentación de la colección de cuadros  ‘Autores de Moda’ del artista Juan Rufete el pasado 21 de octubre. Entonces, uno de sus mejores amigos comentó a Vanitatis que se sintió indispuesta y de ahí que declinara la invitación a última hora. Pero como no se cumplen 48 años todos los días, sus amigos, entre los que se encuentran Arantxa de Benito o el torero Francisco Rivera, decidieron organizarle una fiesta sorpresa, que emocionó -y mucho- a María. Un día inolvidable para la ex de Joaquín Cortés, que aprovechó la efeméride para cargar las pilas y coger energía “y poder así afrontar las nuevas sesiones”.

Una sesiones de quimioterapia duras, de las que cuesta reponerse, y que durante los últimos días parecen haberle dado la tregua necesaria para disfrutar del cariño de su gente. El miércoles coincidiendo con la entrega de los premios Why Not? en Madrid se dejó ver de nuevo. Rafael Amargo, el mismo que participó con la ex de Guti y la ex Miss España, María José Besora, en la organización del aniversario sorpresa, fue uno de los premiados, y a pesar de que fue su ex quien le entregó el galardón, todas las miradas se dirigieron hacia María, que acudía a una fiesta nocturna y se calzaba unos tacones por primera vez desde el diagnostico de la enfermedad.

Los presentes pudieron comprobar lo que los facultativos, que siguen su evolución, le han comunicado esta misma semana. “Estoy mucho mejor y los médicos así me lo han hecho saber. Antes no podía ni andar”. María vive habitualmente en un cortijo de Motril, aunque ahora reside en el centro de Madrid, donde se somete por segunda vez al tratamiento de quimioterapia en la Clínica Madrid, situada cerca del Hotel Conde Duque, propiedad de su gran amigo, Rubén Domínguez, que siempre la ha arropado.

Ante la inminente llegada de la Navidad, María responde que no sabe dónde pasará unas fechas tan especiales, aunque deja claro que “con mi gente, por supuesto”. Su pareja, su familia y el resto de amigos han sido muy importantes en este proceso lleno de buenos y amargos momentos. A pesar de que no luce la bella cabellera que siempre la ha caracterizado, María Pineda sigue siendo la misma. Con fuerza, arte y muchas ganas por seguir luchando.