La princesa Letizia ya sabe esquiar

La primera vez que públicamente se dejó fotografiar enfundada en ropa de esquiar sólo era la prometida del heredero. El príncipe y su novia aparecieron en Baqueira sorprendiendo a los fotógrafos que no sabían de la afición de la periodista Ortiz a este deporte. En realidad Letizia se limitó a posar haciendo la cuña y ahí se acabo la historia. Jamás volvió a repetirse la escena.

Letizia no sabía esquiar y, dado el perfeccionismo que imperaba (e impera) en su vida, no estaba dispuesta a “hacer el ridículo”, como comentaba en aquella época con cierta guasa a los periodistas que le preguntaban por sus afición deportiva. Con el tiempo, la guasa desapareció y nunca más se supo si la princesa tenía intención de aprender o prefería la chimenea y ver la nieve por la ventana. A Marichalar le ocurrió tres cuartos de lo mismo. Aunque en su caso fue peor porque el “impuesto revolucionario” era por partida doble: agua y montaña. Una vez casado lo eliminó de su vida. Ni volvió a regatear ni a enfundarse el mono de diseño.

Letizia tuvo más suerte con su novio o puede ser que desde el primer momento le dijera algo así: “Mira cari, si a ti te gusta competir con tus amigotes estupendo, pero conmigo no cuentes”. Con el tema del esquí debió pasar algo parecido. Y, curiosamente, al príncipe no se le ha vuelto a ver en las reuniones invernales de Baqueira compartiendo con sus hermanas y sobrinos su pasión por la nieve. En su momento hubo una leyenda urbana que aseguraba que la princesa se desplazaba un par de veces a la semana hasta Arroyomolinos, donde se encuentra el centro comercial Xanadú donde se ejercitaba en la pista cubierta. A diferencia del último desmentido oficial relacionado con los brackets, en aquellas fechas sólo fue oficioso.

El caso es que el tema esquí dejó de formar parte de la agenda lúdica de los príncipes. Al menos en España, nunca más se han dejado ver en ninguna estación invernal. En cambio, fuera sí. En 2005  viajaron hasta Canadá a una de las estaciones más elitistas y lujosas, donde es habitual que acudan los megamillonarios del continente americano y las celebrities del tipo Cameron Díaz o Heidi Klum. A ésta ultima su hoy marido le pidió matrimonio en uno de los glaciares que hay en la zona.

Los príncipes se instalaron en una de las suites del Four Seasons Resort Whistler, donde permanecieron hasta la Pascua militar. Salvo en los años de los embarazos, los príncipes han tenido sus dosis de esquí en diferentes partes del mundo. El año pasado eligieron Suiza y este año han repetido.

Es tal el secretismo de estos desplazamientos privados (asumidos con dinero público) que ni tan siquiera la familia directa que comparte recinto en Zarzuela sabe muchas veces de estas escapadas. El caso es que puede ser que la princesa nos dé una nueva sorpresa. Ya no en forma de exclusiva literaria, pero sí como esquiadora casi profesional dada su experiencia internacional.

Ver a "los de la colina", otro de los nombres que se utilizan para denominar a los Borbón/Ortiz, ya que su casa está precisamente en un montículo, demostrando que la familia que esquía unida permanece unida puede resultar un momento histórico para la prensa nacional e internacional. Por ahora, lo único que se puede hacer es tener paciencia hasta que llegue el día en que la princesa se deslice por las pistas más complicadas de Baqueira en plan Penélope Cruz “porque yo lo valgo”.